Un beso por una cicatriz

Nikolay Rodriguez

El cuerpo que habito
no es de días de eterna placidez.
Cargo en la espalda
el peso de palabras indelebles
las cicatrices de los seis años.
Raspaduras de los juegos
las marcas de aquellos
que compartieron atardeceres,
y se fueron.
¿Cómo es posible que dos hombres
que se besan a escondidas, sólo puedan sentir
miedo,
tedio y desengaño?
El tiempo se detiene.
Luego del mordisco en los labios
una voz te dice:
estoy haciendo algo malo,
pero por favor no pares.

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