Avellana

Valentin Von Harnicsh

No sé si me rindo ante las físicas evocaciones

o si deseo vivir por pasadas ensoñaciones;

si los años serán requisito para empezar de cero

o esperarlos para vivirlo todo de nuevo.

 

No te conozco, del todo;

si te recuerdo, al vuelo.

Tanto ha pasado o muy poco;

ciertas palabras, solo unos besos.

 

De avellana recuerdo las vistas,

de granate el carmín de lo dicho;

moreno el color que viste tu pergamino

y suaves las ideas en ella escritas.

 

Te evoco tras la cortina de tu azabache cabellera

al separarnos sin ser y reencontrarnos sin buscarnos,

pinto, sin memoria, ocres los paisajes tan nuestros y lejanos,

bajo el frondoso árbol de las pasiones idas y florecidas.

 

Como las secas semillas que aguardan el agua,

otra vez, tierra y rocío que la vida alienta;

yo te expresé con la suave calidez de mi alma

mi deseo de plasmarte una oda a tu existencia.

 

Así entonces aceptaste hacerte a mí pleno arte, 

como la vida que vuelve en victoria a los muertos,

cual frío que da a las montañas el místico aura,

que las horas y años no pasan, si existe el deseo.

 

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