Uva

Marcelo López

Y tomé ese racimo de uvas rojas

protegido estaba por una malla

quedaba a corta distancia

empecé el festín con una

terminé, con muchas.

 

Con esa uva roja seguí el mugido

que me acompañaba en esa dulce mañana

lentamente, me acercaba

rápidamente, me alejaba

harto temor a las piernas llegaba

eso, me impidió tocarla

sin embargo, beber deseaba

leche recién ordeñada.

 

¿Será que tantos años en la ciudad

me han llevado a perder el contacto

con una bestia que siempre nos ha dado

de su ser, un pedazo?

 

Mas esa uva roja

la pasaba por los sedientos labios

jugando con ella graciosamente

de arriba a abajo

el dulce quedó impregnado

en cada una de las perlas blancas

recobrando así una cándida sonrisa

para así empezar un día

esto con una consigna:

reconectar con la vida.

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