CUANDO EL AMOR CAE EN UN ABISMO. Parte 3

RENNY LOYO

Pero Michael, estas equivocado. Me voy, pero no es lo que tú crees. -Ah, no, irte con ese ricachón es lo que yo no creo. ¿Qué, me crees un estúpido? Vete al carajo Patricia, vete al demonio. Bastante que te he aguantado, déjame libre, pero llévate tus inmundos trapos fuera de mi vista y siguió tirando trapos que Patricia no había podido recoger. Le temía, Michael era violento. Unas veces intentaba abofetearla, otras ahorcarle, la última vez, llegó borracho y sacó una navaja, jugó peligrosamente hasta que le reventó una botella de ron en la cabeza, sino, le habría desfigurado el rostro a ella. Por eso, decidió huir, irse lejos, buscar ayuda, y de eso hace seis meses.

 

Ella intentó llamar a Michael para que le abriera la puerta, incluso miró su celular para avisarle, pero su teléfono ya no tenía batería. Seis meses habían pasado desde que huyó de casa y fue, gracias a Vitorio, el muchacho de origen italiano del BMV quien la rescató y la llevó a la emergencia del hospital, los moretones de su rostro, brazos y cuello, asustaron a Vitorio. Ella insistió en no denunciarlo. -Creo que Michael necesita atención médica, siempre está ebrio, no está en sus cabales- le replicó a Vitorio que insistía en ello. Ella se sentía culpable de la situación. Si aquella mujer no le hubiera llamado, tal vez, la situación crítica de ahora, de esta relación no se estuviera manifestando como sucede con tanta rabia y violencia por parte de Michael.

 

Michael se sentía traicionado. ¡Vaya, que ironía!  Yo, que había estado tres años junto a él, soy sospechosa de infidelidad.  El creía que ese chico era su nuevo novio, tal vez pensó que tenía tiempo engañándole, quizás por esas sospechas, es posible que Michael actuara así de esa manera, aunque muchas veces intenté decírselo, pero él no me dejaba hablar, tiraba la comida, me escupía el café, en la cara, hacia tantas cosas crueles que no me permitía hablar. Entonces yo dije, Ah, okey, no me dejas hablar ¿No? No, hablaré entonces. -Me vas soltando prendas carajita- Comenzaba cada vez que yo regresaba de la universidad a las 10 de la noche. Y comenzaba con sus celos. Es probable que Michael, ya se diera cuenta de que yo había descubierto en su wasap, que tenía otra relación, muy tóxica, por cierto. Pensaba yo en mis adentro, que tal vez estuviera simulando, para convencerme de lo contrario. Y yo en silencio, tragándome las sospechas.

 

Debo confesar que, ese chico, era muy amigo mío. Es verdad, sus padres tienen mucho dinero, incluso él ya tenía carros, empresas y un apartamento.  Pero no. Yo no tenía nada que ver con ese chico.  Era botarata, poco serio con las chicas. Además, yo amaba mucho a Michael. En realidad, le gustaba andar con los chicos, le gustaba mandar, hacerse el gánster, solo que era mal estudiante. Claro, quien que duerma hasta las diez de la mañana todos los días, e iba poco a clase, no podía sobrellevar con éxito sus estudios universitarios. Por eso cambió su turno para la noche, y ahí fue donde nos conocimos. Descubrió mis habilidades para la retención de contenido y entonces me hizo su amiga para que yo le hiciese los trabajos, las monografías y las chuletas que muy hábilmente sacaba. No era un chico de 20, pero las chuletas siempre lo ubicaban como un alumno de 14 a 16. Y yo cobraba por eso.  (Continuará)

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  • Autor: RENJOSLO (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de agosto de 2023 a las 08:45
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 2
  • Usuario favorito de este poema: Omaris Redman.
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