Seamos nuevos versos esta noche

Esta noche las estrellas se elevan presurosas a las alturas de nuestro cielo como si desearan beber titilantes ese verso que se desprende de nuestro baile. Están deseosas de ver nuestro compaz danzar a la luz de esta Luna llena que nos envidia por nuestra desnudez. Sin embargo, nosotros debemos permanecer impávidos bajo ellas, pues, su candil ilumina nuestro cuerpo disfrazado de poesías de cuyas rimas bailan al compás de nuestras notas desnudas como si crearan con caricias un sutil poema de amor.

   Por eso, le sugiero templanza antes de un nuevo amanecer, ya que el tiempo pronto reclamará nuestros cuerpos agotados de tanta pasión y baile; de su fugacidad se desprenderá una envidia a su modo, más brillante que esta Luna, pues, nuestra piel desnuda aún bajo sábanas no puede ocultar el radiante fulgor de dos miradas que renacen cada noche, dos almas furibundas de melancolía y soledad que sólo se ven aplacadas por nuevas caricias, nuevas notas de baile, y, quizá, un tímido beso pasional.

   Me gustaría que así usted notara a ese poeta que se esconde en mi alma, deseoso de escribir sobre su piel las más lujuriosas rimas que terminen en los rincones de su boca, desde donde siempre he deseado beber esa agua de vida que en su ser yace. Pero las fantasías a veces llegan a ser extremas cuando uno escribe prosas de amor. Es como si de repente enloquecieran por tantas ganas de sentirla en mi piel, con la esperanza eterna de ser en su cuerpo una noche más bajo esta Luna llena, su ardiente bailarín de la pasión.

   De seguro así seremos nuevos versos bajo estas estrellas presurosas de vernos, pues, de esa forma su envidia será justificada para nosotros, ya que de seguro no habrá en el universo eterno dos amantes que bailen así, desnudos en la noche, brillando a la par con esta Luna, y escribiendo sobre sí nuevas rimas desnudas que se reflejarán a su vez en cada rincón de nuestro cuerpo, que de alguna forma y como todas las noches, se moverán de manera inconscientes y embelezados, embriagados con su propio licor, para demostrar al infinito y esas mismas estrellas cómo dos amantes desnudos crean de sí mismos con su baile el más erótico poema de amor.