Rosas Amarillas

Manugongue

Yo sé que tú las prefieres.

¡Tómalas, son amarillas!

Y que se vista tu cara

con el color de la vida.

Que con mirar tu semblante

ornado de tu sonrisa,

se sienten los hormigueos

de la más preciada dicha.

¡De mis sentidos tormento!

Quién pudiera a tus orillas

morar sin medir el tiempo

viendo por donde caminas,

viendo tu cuerpo y tu sombra,

sentir el son de tus risas

y el vuelo de tus palabras

en mágico, eterno día.

¿Por qué Fortuna apagó

aquella llama prendida

(antes casi de encenderse)

con un soplo de perfidia?

Sigo mis sueños soñando

sin saber qué luz abrigan,

vana esperanza sin duda,

que la ilusión magnetiza.

No espero ya, pero espero

en esta senda perdida,

de los tiempos el final

en mi esperanza vencida.

 

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