Camino

julio de guernica

En corceles de fuego convertidos,

mis labios galoparon tu pradera,

cruzando por un bosque perfumado

de rosas, de jazmín y de violetas;

hasta acechar tu húmeda vertiente,

despacio, beso a beso, abriendo huella.

Me acerqué hasta tu fuente cristalina

ansiando emborracharme en tus esencias;

me sumergí en el cáliz de tu orquídea,

empapado en la gloria de su néctar.

Mis manos esculpieron con caricias,

tus muslos, tus tobillos y tus piernas;

Recorrí la llanura de tu vientre,

y tu ombligo tallado en madreperla.

Escale las colinas de tus senos, 

llevando hasta su cumbre mi bandera,

con gula devoré los dos rubíes

que coronan sus mágicas laderas;

descendí por tu cuello hasta tus hombros,

te mordí por detrás de las orejas,

y al entrar por tu boca al paraíso,

explotaron de envidia las estrellas.

 

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