INCONGRUO, VANO Y EGOÍSTA DIOS

Alek Hine

 

Qué vano me pareces, Dios Yavé,

y cuán desventurada tu existencia,

pues siendo solo tú y omnipotente

podrías haber hecho –cual preludio,

a modo de magnífico preámbulo

a la creación del cosmos ex nihilo

una proficua Diosa sempiterna,

que fuese para ti ayudante apta,

solaz en tu infinita y negra noche

de tácita y aciaga soledad,

¿razón de tu senil semblante adusto?;

quizá por ello tienes cara fúnebre,

un rostro para sécula inmutable:

no muda ni en sardónica sonrisa.

 

Si hubieses regaládote una Diosa,

serías un genuino Dios feliz

y no tendrías que fingir tu dicha

gloriándote en tu apócrifa ventura

(tu mustia faz declara la verdad).

Habrías engendrado, divamente

y cien por cien, un vástago legítimo,

un hijo no nacido de la carne,

que fuese como tú, total espíritu,

empero con sus formas humanales,

de justo parecido antropomórfico.

 

¿Qué no sentiste lástima de ti?

Si el hombre, que es tu símil y tu imagen,

al ver su circunstancia en el edén

(en medio de la flora y de la fauna,

rodeado de animales y de plantas;

no obstante, sin idónea compañía),

con pena conmovió tu corazón,

de modo que juzgaste conveniente

llenar aquel vacío de tu obra:

Haciéndole caer en anestésico

sopor, profundo sueño, de su cuerpo

inmóvil extrajiste una costilla,

y transformaste en hembra el hueso adámico,

y luego diste al íngrimo varón

por cónyuge la prístina mujer.

 

Pregunto, pues, ¿por qué tu discordancia?

¿Temiste compartir tu esencia única;

tu cualidad suigéneris, deífica;

tus raros y exclusivos atributos?,

que solo preservaste para ti,

cabal demostración de tu egoísmo.

 

¿Y qué decir acerca de otro Ente

de masculino género e idéntico?

Tu propio clon; en todo igual a ti,

excepto en el aspecto temporal.

Un Jehová segundo y eviterno,

tan solo secundario por nacencia,

disímbolo, disímil en el punto

de haber sido el efecto y tú la causa.

 

Mas si a la Diosa ideal no diste origen,

¡menos aún al ídem, a tu réplica!

¡Y no se diga de una multitud!,

el Elohím plural no mayestático;

pluralidad correcta: muchos dioses.

 

En tu actitud de Dios ensimismado

–afín a la postura narcisista–,

tú eres huevo estéril, virgen, íntegro,

de intacto cascarón albar, incólume;

capullo de una flor sin eclosión. 

Así vitaste, desde la raíz,

la lógica y suprema competencia,

que habría dado a luz al celo implícito,

la envidia que se incluye en ti, latente,

oculta en tus abstrusos pensamientos;

no obstante, reflejada en la cuestión

de haber no propagado tu carácter,

de mantenerlo hermético, cerrado,

de no multiplicarte como Dios.

 

Al primordial Adán –por empatía,

supongo– le formaste su adjutora;

a Eva, su apropiada compañera...

En cambio, para ti no existe ayuda,

y perseveras solo en tal sentido

(y en múltiples sentidos inherentes).

¿Es que, según tu arbitrio, todavía

es bueno mantener tu natural

de triste peregrino solitario,

sin el sagrado nexo de pareja?

 

¡Qué fútil y penosa Eternidad!,

sin éxtasis de amor en comunión

con una semejante y fiel consorte.

 

A más de absurdo y tonto en demasía,

resultas harto incongruo, Dios Yavé,

patentemente ínvido egoísta.

 

 

 

lunes, 30 de mayo de 2022

 

 

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Comentarios1

  • Zoraya M. Rodríguez

    Dios es perfecto, alfa y omega, principio y fin, y sí se hizo carne en un hombre y siendo espíritu. Sabes que la anunciación de Cristo a su madre María, fue una semana santa y que se fue en una cruz y principio y fin... para mí Yahvé el de la Biblia, o Alá , el Cristo o Jesucristo como lo quieran llamar es único, como el poder es de Él nada más, y su fuerza es insustituible, llegó en espíritu en el cuerpo de María y se fue en una cruz en espíritu diciendo ¨En tus manos encomiendo mi espíritu...¨, creo que su esencia es perfecta y si bajó a la Tierra en hombre es porque su presencia así lo requirió, o ¿crees que un espíritu había tolerado la pasión? y aunque es Él mismo creo que sí al igual que si hubiera sido mujer... es todo Dios... aunque hubiera sido padre, espíritu e hijo... como lo es Santísima Trinidad... Bellas letras...

    • Alek Hine

      Yavé, que, supuestamente, todo lo ve (Pr. 15:3), todo lo sabe (1 Sam. 2:3) y es ubicuo, es decir, está en todo lugar, tiene que bajar para corroborar si los clamores que han llegado a sus oídos son ciertos, y si no son ciertos, "lo sabré", dice Jehová en Gén. 18:20,21.

      Algo anda mal, pero ¿qué? ¿Dónde estará la falla?
      Te lo dejo de tarea para que lo resuelvas. No es tan difícil, solo hay que aplicarle el raciocinio despojado de prejuicios. Saludos cordiales.



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