Ya no pululan los nombres
por este mi portal.
Callado.
En silencio.
No hay mensajera.
Acuerdan llegar palomas
para apaciguar los otrora neologismos
que me atormentan.
Y te veo pasar, como sin alas.
Suelta,
ajena,
contraria a las esperas.
Abandonada en un vagón
de sueños descarrilados
que nunca llegan.
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