No encontrarás en ella las respuestas.



Sólo amas al vacío
,

agarras en brazos algo menos que la nada

y lo llamas tuyo,


no escuchas ni ves, 
te lanzas al rechazo un sinfín de veces,

ni siquiera esperando a que deje de doler:

¡aférrate más al desprecio!


-parece que no padece lo suficiente.-



Reniegas al corazón 
y aún más intenso
 a la sinrazón,


no has querido libertad,


esperas lo que jamás sucede,
 como si lo merecieras.


Indagas entre los miserables cada día


por si alguno se te ha pasado de vista,


con ya poco juicio te niegan reparo,


el mundo sabe que no es posible, en tu interior sabes que no es posible,


a pesar de ello el desaliento no externas.



De pie de nuevo, 
cada día,
 prontamente, de prisa


-antes de que se sequen tus lagrimas-


el agua que derramas sigue cayendo 
cuando llegas de nuevo al inicio


una vez más, 
como cada día desde que despertaste desierto.



Hoy es diferente, 
hoy hace más frío,

hasta acá se siente como el sol
 se ha llevado tu sonrisa,


por primera vez se advierte tu tristeza,

celebramos como casi llegas a tal extremo


-en el que se piensa tú pedirás ayuda-


pero no es así, 
casi a rastras sigues buscando,


podrías gastar tu último aliento en necedades.



Ha pasado ya algo de tiempo,


terminaste con todo el pueblo,


solo, sin tu fe, 
no tuviste salida


-como no podía ser de otra manera-


se supo siempre: no encontraste en otros tus carencias.