UN POETA MUERTO

Quizá, este sea el último verso 
que escriba, o al menos, 
versar como un rezo,
como una súplica 
o como un lamento. 
Este será el último verso... 
Yo prometo darle tregua a mi alma 
y refugio a mi ego. 
Atemperar este absurdo
calmar todo mi fuego, 
darle umbría a esto que quema
como quien nubla el desierto. 
Prometo enterrar las miradas
desvanecer lo que deseo, 
no hablar más de odiseas
ni delatar mis secretos. 
Este será, el fin y la sentencia;
este será el liberado reo
que de fantasías enmudezca su lira
para no creer en más cuentos. 
Firmo aquí la tregua, 
bajo las estrellas del cielo
y bajo el mismo firmamento, 
sobre líneas que soportan mi pena, 
yo hago este juramento. 
Se han secado de mi pozo 
abandonado y tal vez viejo, 
las aguas y los néctares, 
que brotaban emanando lo nuevo. 
Prometo que este será, 
el fin del trayecto, 
la rendición serena y cobarde
que me alejaban de lo cierto. 
Estas, serán, las últimas letras
que de mi ser ardiendo
saldrán por imaginar confundido, 
el deseo fugaz de su pensamiento. 
Mi bolígrafo parco, 
mi teclado, de oscuridad cubierto, 
mi corazón... mi corazón no tan sabio, 
pidiendo auxilio a lo cuerdo
por "aónides" que surcan 
sus propios cielos.. 
Este, será tal vez, el más negro
de todos mis versos. 
Será el final que precede, 
a un soñar de necios
a la oscura tinta derramada, 
 por un poeta muerto.