EL HEROE Y LA DIOSA

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A veces me ausento de mi mismo.
Después de todo soy el hijo de la maravilla y el desastre.
Soy lo que soy, porque soy el hijo del padre. Un manojo de contradicciones, una estrella, una gota de agua, un ser capaz de dar luz o de esconderse en la oscuridad. Sólo un hombre..

Cuentan los jerontes que en tiempos inmemoriales. Dios cansado de los humanos de su ambición y crueldad, soltó las riendas desatando las huestes del infierno sobre el mundo. Humanos y demonios en lucha encarnizada. Fue entonces que un héroe se alzó entre los humanos, sus hombres lo seguian y adoraban. La mitad de su  cuerpo era bella, igual su rostro parecía esculpido por los mismos dioses del olimpo, con un perfecto ojo verde, casi azulado, la otra mitad de su cuerpo era monstruosa y rematada en un ojo negro, como la mismísima noche más oscura, después de todo un héroe es eso, mitad luz, mitad oscuridad 

 Así lideró grandes batallas. 

Se dirigió así el sur colgando de su espalda la espada, legado de su padre, inmensa y bañada del poder del sol, con ella había derrotado ejércitos de demonios.

En el valle verde del extremo sur. Esperaba la diosa guerrera y el último ejército triunfal de demonios en la tierra. 

Ella era la belleza corporizada. La cabellera leonina, tupida roja como fuego, los ojos verdes de selva, su boca, la majestad de las bocas. El cuerpo dibujado tan blanco que parecía resplandecer y de sus espalda brotaban dos alas amplias de mariposa negra, en su mano la inmensa hacha 

Allí se cruzaron la diosa y el héroe. Y no hubo hachas ni espadas entre ellos sólo fulgor de miradas, luego cuerpos entrelazados, y en el instante perfecto, la diosa extendio sus alas amplias y se alzó al cielo y allí bebió de los labios de su hombre hasta la última gota de su alma. 

Deposito en el suelo el cuerpo ahora enteramente bello del héroe y arrodillada a su lado lloro, larga y desconsoladamente. 

Es que una diosa sólo sabe amar como diosa, es que un héroe hasta la muerte no deja de ser un héroe. 

Después en castigo por haber conocido el amor, perdio sus alas,  se condenó a caminar por el mundo como mujer. 

Cuentan los ancianos, que ese hecho se transporta  en nuestros genes desde milenios. Es por eso que en él momento sublime del amor, en ese instante es que los hombres nos sentimos morir y las mujeres elevadas al cielo. 

Yo no se si es verdad. Pero aún sigo buscandola, es que morir por morir,  mejor morir de amor y por amor......

 

 

 

 

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  • Autor: Marvid (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de octubre de 2021 a las 02:32
  • Comentario del autor sobre el poema: Cuento fantástico o no....
  • Categoría: Fantástico
  • Lecturas: 19
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