En el fin del mundo

Octavio Márquez

Y ahí estaba yo...mejor dicho, seguía, sigo. Es un camino tan largo, que he olvidado cuanto tiempo llevo avanzando, o no sé si avanzo. Sólo dibujo líneas sobre la anatomía del piso. 

Si me preguntas, sé que hay piso porque una luz tenue guía mis pasos. Hace mucho tiempo que dejé de sentir hambre, sed o cansancio. Me es imposible determinar si es de día, o de noche. Las paredes son mi unica compañía. Estos muros con rostro frío y mis recuerdos. Imagenes entumecidas que poco a poco se diluyen en mi mente, en mis ojos. Mis labios sólo murmuran ruido. Hace mucho que olvidé articular palabras. Que perdí la sensación de una sonrisa en mi cara, enojo o tristeza. Mis brazos sólo son apéndices sin función. No necesito tomar nada. No hay razón de lucha aquí. 

A veces pienso que recorro el mundo. A veces creo que no tiene fin. O que no hay propósito alguno. Soy una canica que corre y corre por una tuberia sin fin. Es lo mismo siempre: un camino recto, que, después de un largo rato, se curva, y se vuelve a enderezar. Sólo eso. Solo yo.

 

La misma fotografía, la misma pintura. Pero al final del marco cambia algo. Veo sombras. Mis ojos se estiran para ver que hay más allá de esa luz empañada. Una vieja sensación de antaño inicia un fuego. Algo cambia y me hago rayo. Mis piernas recuerdan lo que se siente correr, mi pecho recuerda el viento y mis músculos su fuerza.

 

Pero...¿Hacía dónde corro? ¿Por qué corro? Soy una polilla que vuela hacía una llama en bipedestación. Un ser que se distingue recargado en una mesa. Junto a una puerta. Y mis pasos se petrifican al ver...¡una mujer! ¿Qué está haciendo ahí? ¿Cuánto tiempo lleva ahí? ¿Me espera? ¿Sabe qué hay tras esa puerta? 

Sin darme cuenta, noto que estoy terríblemente cerca de ella. Mi boca se atrofia y no puedo hablar. Ella se acerca lentamente. Mis pies no responden. Son raíces profundas, mis ojos crecen. La visualizan con asombro. No sé si llamarle ángel, o demonio, si debería temer o alegrarme. Sólo sé que soy una roca. Una leve sonrisa se dibuja en su rostro de niña y susurra débiles palabras en mi oído...se pierde el miedo en un suspiro pesado al viento ¡Es el fin del mundo! La puerta está abierta

 

 

  • Autor: Octavio Márquez (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de septiembre de 2021 a las 16:55
  • Comentario del autor sobre el poema: Esto no es un poema. Muchas gracias por su atencion
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 64
  • Usuario favorito de este poema: Peco sin demonios.
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Comentarios1

  • Master of ceremonies

    wow, pero que clase de inspiración, excelentes párrafos, saludos

    • Octavio Márquez

      Muchas gracias master 😁



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