Cuando estalla el trueno
ya no hay nada que hacer.
¿Para qué cerrar los ojos?
Si su relámpago ya te habrá cegado la pupila
y todos tus pensamientos
estarán ligados a ese haz de luz
que te desconecta del ahora.
¿Para qué taparte los oídos?
Si su estruendo ya te habrá
nublado la consciencia
y será el homicida que perpetra
el asesinato de tus sentidos.
Cuando cae el trueno,
no queda más que callar
y agradecer, porque mañana
no se escuchará su eco
en las campanas que no doblarán.
- Autor: Miguel Ángel Cisneros ( Offline)
- Publicado: 28 de septiembre de 2020 a las 01:11
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: focus
Comentarios1
¿Quién dijo que no se puede atrapar la fragilidad de un segundo en un poema?
Tu lo lograste y te felicito por ello. Todo un placer.
Saludos
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