Es verdad mujer:
no cumplo con las reglas
del modelo seductor
que te indica la TV
o tus revistas favoritas
pero te ofrezco a cambio
un corazón grande como una casa
y acogedor de tristezas.
A falta de una buena estampa
te ofrezco mi mano para tu apoyo
mi hombro para tus penas
mis brazos para rodear tu talle
y atravesar así unidos
todas las tempestades que la vida nos depare.
A falta de unos ojos lindos
te ofrezco los que tengo:
cansados, llenos de lejanías
pero prestos a reír o llorar
contigo, con tus penas y alegrías.
Piénsalo bien,
no es poca cosa
ni hallarás todos los días una oferta semejante:
un par de alas para remontar el vuelo
juntos,
un pecho como escudo
para detener los dardos de la envidia,
un fuego para arder y renacer contigo cada día
como el ave fénix
y que caliente nuestros huesos
cuando lleguen los fríos del invierno.
Mujer, piénsalo bien,
que no es poca cosa
lo que el destino ha puesto en tu camino.
- Autor: Merardo Sepulveda ( Offline)
- Publicado: 2 de septiembre de 2020 a las 00:42
- Comentario del autor sobre el poema: Continuando con esta tanda de poemas de amor, les dejo este nuevo trabajo, que me parece también un poco humorístico, o al menos esa fue mi intención cuando lo escribí hace ya algunos años, pensando en lo que siente una persona cuando es rechazada por no considerarla "buen partido" o no ser "del tipo" que la otra persona desea. Entonces me imaginé a esa persona rechazada pensando en si la otra persona lo valoró lo suficientemente bien. De ahí salieron estos versos. A ver qué reflexiones les provoca.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 63
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Tuyarev, AZULNOCHE
Comentarios3
ESTAMOS EN UN TIEMPO EN QUE SEGÚN LA OFERTA ES LA DEMANDA.
YA NADA ES COMO ANTES....
ME GUSTO TU COMENTARIO DE AUTOR.
Hola Alicia.
Pienso que la lección del poema es precisamente esa, que no se considere el amor como un una mercancía que entre en el juego de la oferta y la demanda, que no responda al marketing con modelos ideales que se nos imponen y que poco o nada tienen que ver con los sentimientos y con la humanidad que nos distingue como personas capaces de dar y recibir amor.
Saludos y muchas gracias por tu comentario.
Mi poeta eres grande...
Tu comentario de autor me describe:
en lo que siente una persona cuando es rechazada por no considerarla "buen partido" o no ser "del tipo" que la otra persona desea...
Pero luego caes al "veinte" y te das cuenta que no eres poca cosa eres mucho más que apariencias y vanalidades...
Yo me quedo con tu oferta...
Abrazos infinitos, placer leerte...
Querida amiga Tuyarev, me pregunto cuándo las personas vamos a aprender que la belleza externa, siendo importante, lo es sólo al comienzo, para la atracción, pero más temprano que tarde se marchitará y que no es conveniente forjar una relación que quiera ser duradera sobre bases tan poco sólidas, que una relación, para ser duradera y definitiva, debe estar fundada en los valores, en las ideas, en la riqueza espiritual de las personas, porque esa belleza no sólo no se marchita, sino que se acrecienta con los años y así la relación se hace más estable cada día. Cada uno de nosotros es mucho más que las apariencias externas y que la gracia no es quedarse con la belleza de la flor, sino ser capaz de llegar al néctar.
Abrazos mil para ti y gracias por pasar a leer mi trabajo.
Las apariencias engañan. Cuantos hombres físicamente atractivos de cultivarse en los gimnasios y con cara bonita están vacíos de contenido humano y huecos por dentro.
Mejor elección es un hombre lleno de sabiduría, ética y valores.
Déjame decirte Merardo que el título de tu escrito no me sonaba el más adecuado para tan interesante contenido.
Un abrazo inmenso!!
Toda la razón amiga AzulNoche, basta mirar la TV para darse cuenta que los modelos ideales de personas que nos ofrecen son siempre hombres y mujeres con excesiva preocupación por mostrarse externamente atractivas, pero las más de las veces son sólo un cascarón, vacíos o con muy poco contenido. Concuerdo contigo: debemos aprender a valorar a hombres y mujeres por sus valores y riqueza espiritual. Ahí está la verdadera belleza, la permanente.
Nunca le había puesto mucha atención al título, hasta ahora. Lo elegí para que sea parte de la ironía que el trabajo entero quiere expresar. Voy a considerar la posibilidad de cambiarlo, si me parece pertinente. Gracias por la observación.
Cariños y un placer saber de ti.
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