CARTA A MI HIJO NOAH

Luis Pizarro M.



 

Noah, Hijo mío, te escribo entre lágrimas desde el exilio, esperando comprendas el funesto dolor que me alberga y que me está matando.

Ahora que estoy viejo en mis últimos días de vida y que me encuentro postrado en esta cama. Ahora que puedo verme en tus ojos extraviados y llorosos de niño, que guardan interrogantes, dudas y lamentos, quiero que sepas algo muy importante que no te enseñé de la vida:

En este mundo, todo es distinto, todo es extraño y casi confuso, los humanos están atados a cosas que solo los distraen, que los ciegan, y olvidan que el sentido de vivir está en amar; en ser ellos mismos, y que la felicidad en realidad está en sus interiores. Hijo mío, quiero que sepas también antes que a tu padre se le olvide: Tú te mereces ser feliz, puedes crear tu propio mundo, tu propio universo, en el cual tú seas el protagonista, porque será tú forma de existir para ti. Créalo, imagínalo. Sé que estás aún muy pequeñito para entender la vida, como para leer todo esto y comprenderlo, pero veo en tí un coraje feroz que nunca demostró tu poético padre.

A tu edad mis juguetes favoritos, eran solo dos gallinas a las cuales perseguía correteandolas por el pasillo, pobre gallinas, solo recordarlas me hace sonreír, salían huyendo alocadas y despavoridas: Las gallinas eran mi distracción, y así me sentía feliz, el más feliz del mundo. Recuerdo también que me encantaba que mi madre preparase esos macarrones con salsa de tomate, que rico aroma y sazón, me lo comía hasta más no poder. Luego una tía de mi madre, después de llevarme al parque de las leyendas, me había regalado un cometa, lo  izaba día y noche noche y día, cómo me gustaba verla volar, y a veces pensaba que algún día yo debería llegar lejos, tan lejos como aquella cometa que lo hacía galopar por lo alto del cielo.

Por eso, hijo mío, recuerda ésto que te estoy escribiendo, para cuando seas ya un hombre, quizá un héroe bombero, un maestro diestro, marinero, poeta, pintor o policía, y yo ya no pueda contemplar el sol ardiente de tus ojos soñadores.
Nadie tiene el derecho de decirte que es lo que no debes hacer, ni siquiera yo que soy tu padre.

Noah, la vida es un problema, un caos y es casi seguro que lo será igual para tí, pero comprende que no debes agobiarte en la soledad del mundo que te rodea.

Entiende que para ganar la gloria, debes aprender a vivir.

Decide tú en el mundo, que el mundo no decida por tí.

A veces hacemos planes, muchos planes, que pensamos se harán realidad. Y no es así.

Tu padre fué lo que quiso ser, hace lo que ama, putea como psicópata en sus versos masturbados, escribe su neutralidad modernista y sobre lo que le apasiona más en la vida. Y aunque me la paso pensando a solas, encerrado en mis propios conflictos, sabes que puedes confiar en mí.
Detenme, Noah, si me quiero rendir, hazme ver una vez más en tí: La fuerza, la razón, la poesía, y el amor por el cual existo...

No te culpes nunca por lo que pudiste hacer y no alcanzaste, si lo quieres en verdad, ve y consíguelo. Si fracasas, vuelve a intentarlo, pero no te culpes ni te rindas, porque tú decides que hacer con tu sendero.

Ama si vas amar, pero ama de verdad con un odio de ángel, con la ternura de un niño, con ese amor infinito e impetuoso que te hacen un ser único. Entrégate por completo. Ten en cuenta que para el amor, las fronteras y destiempo jamás serán murallas ni ramblas al amarse con el alma.

Vive al máximo. Planeate viajes. Viaja. Cultivate experiencias. Ganalas. La vida es muy breve y el mundo tan desconocido.

El tiempo que pierdes hoy, no será de provecho en el mañana.

Antes de  juzgar a alguien por su aspecto, examina primero tus caóticos defectos.

Y no olvides que los valores morales y la ética hacen a la persona. Que la honestidad es una virtud una integridad suprema de quién la posee como suya.

El amigo es aquel, pese a que estás en conflictos, desauciado y hecho trizas, será el único que te irá a socorrer de ese abismo, cuando todo el mundo ya te ha abandonado.

Si en tu vida encuentras una amistad franca y leal, solidaria y productiva, no la traiciones ni lo reprimas. Valorala, que hoy en día una así, ya es escaso hallarla.

Perdona a tus enemigos, el perdonar refleja tu buen corazón. Y te redirecciona en el camino de lo bueno.

Libérate de los enigmas y prejuicios adsurdos que son un carajo, porque no te ayudarán en tu desarrollo personal.

Llora si debes llorar, nunca te guardes el dolor, no debes hacerlo, llora hijo, es una tontería tremenda que dicen que los hombrecitos no lloramos, acá en el país todos lloramos, nos extrangulamos, conspiramos, y vivimos en una falsedad  brutal!... Llora Noah, hasta que te oiga el feto abortado, las niñas violadas, las mujeres maltratadas, los gays, las lesbianas, los emos punk's, los metaleros, las sectas, y mis compañeros navales caídos en el Vraem; llora con rabia Noah, hasta que  el último pobre de mí patria deje de ser olvidado, y te hayan oído el llanto infernal de norte a sur (costa, cierra y selva), hasta que yo pueda divisar esa luz tu luz ángenal y podamos estar al fin juntos.

Por favor llora, desahógate con repudio  en la traiciones que Izquierda y Derecha hacen a mi país, en esa sed utópica que mis compatriotas tienen de progresar, en el último suspiro que le hace la paloma al viento, en esa miseria de la prensa y gobierno, que promueven en su ámbito puras estupideces que solo en embrutecen a la juventud pérdida de hoy, y así tenerlos bajo control como unos robots que solo siguen instrucciones; llora Noah, en ese aspecto asqueroso maléfico que tiene la política, en esos miserables del "Negociazo", del "Caso Odebrecht", del "Caso ecoteva".
Llora nomás Noah, llora, pero no olvides a los traidores de la patria.

En fin, amado hijo, recuerda que no todo en la vida sale como lo planeas. Y no todo puede ser lo que parece.

Posdata: Te adoro Noah, mi cándido hijo imaginario.

 

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