Escritura divagada.

Inmovil en blanco

Una nube de perfume,
tenue, que huele a libertad.
La belleza no suple al arte,
caminan de la mano de noche.
Mi pecho como una rosa
que deshace sus pétalos,
como un invierno en un árbol,
todas las hojas en el suelo,
como mis penas en forma de lágrimas.
Entre las lúcidas calles veo gentes,
con los ojos apagados,
con los corazones estropeados.

Barcos a la deriva del mar,
perdidos de la calma, en la tempestad,
sus velas con agujeros,
me escapo por el cielo vacío de personas,
donde habitan las estrellas,
donde es más barata la vivienda,
donde nadie te mira mal,
pues la luna solo alumbra, no maltrata.
Los pajaritos volando por un laberinto
en forma de pensamientos de mi mente,
donde me pierdo y no me encuentro.

La mañana en la realidad es vacía,
cuando te levantas para vivir en tu jaula
mientras las alas atadas a las cadenas,
dejan escapar su alma interna.
La tinta en mi cara refleja malestar,
de convivir en esta ingenua sociedad.
Al menos me acompaña la soledad,
que no pide más que melancolía.

Hoy el azul paisaje lleno de nubes,
diluviando los lamentos de ángeles,
bailando bajo las gotas de lluvia,
girando sobre la brisa de otoño
bajo cuerpos verdes humedecidos,
el rocío de la humedad en el césped,
que empapa mi corazón,
ocultando como mi propio océano,
camuflándome en el agua del exterior.

Encontrando los sueños entre pesadillas,
respuestas entre dudas,
preguntas entre jardines de piedras.
Me tumbo en el pasto brillante por el sol,
buscando la paz en la inmensidad de la atmósfera, alejado de las personas,
donde nadie me escucha llorar,
gritar, reír, allí en el hueco de mi alma.

  • Autor: Inmóvil en blanco. (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 12 de marzo de 2019 a las 08:54
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 46
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