FORNICACION NON SANTA.

PASIONLUNAR

En el púlpito y de frente al sacramento

un niño lo observa dar a los feligreses el cuerpo de Cristo

con esas manos que lo lastimaron

no solo en su cuerpo si no en la conciencia.

Es un asesino, deberían juzgarlo

ha matado el alma del que era un niño.

 

Antes que sus manos sucias de deseos

tocaran su limpia mirada y cariño

el siempre jugaba a ser sacristán 

ofreciéndole a Dios diario un sacrificio.

Ahora ese niño se volvió hombre

perdido en los bares, bebe y recuerda al maligno

al que le robó su inocencia, lastimó su alma

mató su fé y hoy es el obispo.

 

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Comentarios1

  • JAVIER SOLIS

    Duro y fuerte el poema, crudo y mordaz pero doloroso por las consecuencias de la indignidad de alguien.
    El obispo es un hombre como cualquiera esta lleno de imperfecciones y pecados pero eso no debe tocar nuestra fe pues Cristo es verdadero dios.
    Con cariño
    JAVIER SOLÍS



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