El universo te convoca para reincorporarte,
A. ¿Quién soy yo, vano producto, para detener tu desíntegra voluntad?
Γ. ¿Quiénes son todos los muertos que adoras, si no pueden ser nombrados?
Pero
1. Un hombre con un ala no es un ángel.
Dos. La modorra de la siesta no es paz.
∞. Lo que reaparece tras borrar su tachadura ya no es símbolo.
Una serpiente brota de la estufa para acurrucarse a nuestros pies.
Nos habla al oído, nos lame los ojos.
No le pidas que no constrinja ni muerda, no sería justo.
Póstrate sobre mí, somos sacerdotes de la Maldita Casandra.
Arrástrate bajo mi cuerpo de diluvio térreo, de vendaval llameante.
¡Doblégate, te digo!
Sólo quien se entrega
Luego puede recuperarse.
- Autor: Necrofagotimes (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de junio de 2017 a las 01:17
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, Santiago Miranda
Comentarios1
Me encantó la historia de Casandra.
Saludos
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