La bóveda arbolada
acaricia el firmamento
con su canto, su lamento
de ramas consternadas;
pues su vestido de hojas
ya verde, almibarado,
pronto habrá, deshojado,
de guardarse en lisonjas.
¡Quién pudiera ser árbol!
pues aunque triste reluzca,
su susurro aún evoca
elegancia de mármol;
y a cada alba le espera
una luz más radiante,
tañendo, cada instante,
su canto a primavera.
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Autor:
estrella_del_sur (
Offline) - Publicado: 18 de marzo de 2017 a las 17:16
- Comentario del autor sobre el poema: A veces la mayor inspiración está en, simplemente, la propia naturaleza: efectúa poemas en movimientos, sonidos que tú tan sólo transcribes. Hoy os traigo un poema fruto de ello.
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 109
- Usuario favorito de este poema: J. M..
Offline)
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