Algunas maracaiberías

 

El compadre Chúo

vende bien baratos

pasteles mollejúos

con carne de gato.

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Mi hijo Simón

se parece al tuyo,

por lo fanfarrón,

y por lo farfullo.

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Ayer en mi patio

se cayó una teja,

y me dio un mamonazo

en la pata’ e la oreja.

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Cuando bebo ron

a que los Guanipa

traigo el pantalón

todo vuelto cipa.

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Y si bebo Anís

donde los Pacheco

traigo la nariz

toda vuelta flecos.

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Ya el anís ni el ron

beber me provoca

pues con el alcohol

me vuelvo mandoca.

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Que molleja e’guapo

es el primo tuyo

le di un cimborriazo

y huyó pal cirullo.

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No caminéis tan de prisa

que me vas dejando atrás

ve que mis pobres cotizas

están que no pueden más.

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Cómo hicieras vos, ¡ni de jaiba!

te presento mi mujer,

es que tenéis tanta labia

que la puedo perder.

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Ay que jochaera

tiene Rosalía

por una cartera

que se halló vacía.

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Se armó un foleo

en aquella esquina

porque Doroteo

pellizcó a Fermina.

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Ya te derramaron

por andar de grillúo,

el hijo de Bernardo

que es bien mamarrúo.

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Salió el catirito

echando candela

qué mondenga chico

que cosa tan seria.

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Me eché una boquilla

y regresé mamao

con dolor en las rodillas

y el pelo quemao.

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Compro las conservas

que están abolladas

rebajálas Minerva

que peor es nada.

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Siempre buscó  a Dios

de lunes a viernes,

aunque ese campeón

yo sé que no duerme.                 

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Tengo hambre vieja

y sueño atrasado

dame unas lentejas

y un colchón aseado.

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La casa de Luisa

está contra incendio

por una paliza

que a Enrique le dieron.

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Ahí viene el señor

sin decir ni jota,

está de mollejón

descalzo y sin ropa

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A baile chico

ya me teneís frito

con esos saltapericos

y con los tiritos.

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Se armó un alboroto

en casa de mi abuela

porque dije de pronto

¡Ah pues, vergas negras!

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Como hicieras vos

Pa’ engañarme a mí

¿te doy la razón?

¡con la pepa e bilicuín!

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¡Ve chico! Esa mollejita

tan caída de la mata

es la que pone y quita,

pa’ que vos veáis Altagracia.

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Bértica mijo

con tanto trabajo,

o me dais sueldo fijo

o me voy pal carajo.

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Vay primo que molleja

prestáme mil bolos

que le debo en la tienda

al viejo Bartolo.

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Si vais  a hacer las madocas

hacélas como mi abuela,

echále queso y panela

que así es que provocan.

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Vecino no hay derecho

a que tu zagaletón

esguañingue nuestro techo

con tremendo bombolón.

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Rápido como una centella.

corriendo no pueden ganarme

con las cotizas guaireñas

que me dio mamá Carmen.

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Ya se siente en la cocina

la sabrosura exquisita

del revuelto de gallina

con arroz blanco y friticas.

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El gallo que tío Julián

compró para hacer apuestas

lo amarró en una horqueta

con un viejo curricán.

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Ese mono tan re-feo

que traje para mis hijos

lo que sí tiene, es estilo

pa’ pelar los guineos.

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Como es víspera festiva

de la época de carnaval

ya me compré unas vejigas

pa’ con agua jugar.

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Piqué una buena vená

a varios del vecindario

ojalá no sepa ná

la más chismosa del barrio.

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Tan pepiao que venía

por no haber clase en la escuela

y mamá como no creía

me zampó una pela.

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Ay muchacho ¡por Dios!

Teneis el ojo de taparita

por lo visto fue un jurón

bien fuerte y de cerquita.

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No hay nada que mas me cueste

que comerme de a poquito

una bolsa de gallitos

o un plato e’ majarete.

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Se va el maracaibero

diantres ¡que mamón!

a las dos pasadas vuelvo

en otra ocasión.                      

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela