Sobre la ignorancia.

Andrea Leon Hdez

Este navío de grandes aventuras

me ha traído esta vez hasta aquí,

donde las gaviotas y los peces no se encuentran,

donde el sol se refleja cristalino en los granos de sal. 

 

Este navío me ha traído hasta aquí

sin mapa,

sin compañero.

donde las playas son lejanas,

la bien conocida "nada".

 

Cabe mencionar que,

aunque es evidente,

estoy perdida dentro de este óceano resplandeciente,

y disculpen la paradoja,

me encuentro en un mar desierto. 

 

Perdida,

tan perdida,

no hay rastro de mí,

no hay rastro de mis sonidos,

nada.

 

Dentro de la "nada"

comienzo a visualizar

ser parte de la "nada"

y ser "nada" por siempre:

una vez que te pierdes y olvidas buscarte,

temo decir que llegaste a la máxima ignorancia,

ignoras de ti,

ignoras de tu entorno,

inclusive ignoras de la propia "nada",

ignorante viajero en una fantasía,

laguna mental.

 

¿En qué momento me ha cambiado la mirada?

¿Cuándo dejé de escucharme?

No lo sé, 

quizá esta pérdida que ha sufrido mi ser

pueda ser la ignorancia más sabrosa,

rica,

relajante,

escucho a menudo que la ignorancia,

sí bien es un arma,

también es la felicidad eterna,

¿o un castigo?

es subjetivo.

 

 

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