Aullido del Tiburon

Edgar Alejandro Romero Vargas

 

 

 

Huelo él bahíopido cuerpo

escucha mi aullido criatura

de terrego etéreo

 

Mi  ciudad se ha olvidado sus deidades

ha empujado

a fieras cósmicas,

a transformarse en hombres sin sueños

 

Mi ciudad es dicha desconocida

es transverso el viaje perverso

explicado pecado por un pescado

 

Durgas antes adoradas

por poderíos cósmicos

han perdido sus brazos

y guirnaldas celestes

 

Por ropas vanidades

Y fotos impresiones

humillacepciones

de sus acicalados cuerpos

 

Los paraísos donde

imperaba la ciencia

son lugares de miedos soledades

 

Mocedades envanecen

reinos pulcros de la perdida

 

Carruajes ballenicos tiránicos

devoran el cruce

de la pierna materna

 

Severa Calipso

espera a los vírgenes viajeros

dispuestos a ahogar su alba

en el océano llamado búsqueda

 

Soy marrajo herido podrido en golfo

llévame pléyade al encuentro

con mi océano Calipso

 

He visto estatuas hombres adoradas

y esas mismas orgánicos hombres

 

Enraizando cercas imaginarias

encarnando camas sin descanso

asfaltos sin caminos

montañas sin subidas

caminos sin destino

encarnando el dolor del semejante

 

Los verdes campos sosegados carreteicos

esperan los frutos frambueses

moradaicos, zarzamorales y fresanficos

para adquirir dureza

            y verter el acero al país del rio

équese rompe bajo rocas

 

He visto bardas decoloradas que declaran

nombre propio renaciente de poesía

desdichada que encadenan

en nombre del prostituido afecto

una vida de hastió y enajenación

alienante declaración

 

He visto construcciones ayermar

las riquezas de pobres de transeúntes sin alma

 

He visto cómo sus tiempos son destruidos

y convertidos en desiertos estériles

sus futuros de arena y presentes encapsulados en cristal

 

He sentido el cal blanco de canes embravecidos

llenos de posiciones pletóricas

y figuras pictóricas recorren el paso

de su exquisito cuerpo.

 

He visto cementerios blancos

llenos de caricias marmolicas solares

adoquines resplandecientes

que encierran la resurrección

a un cuerpo enterrado

 

He escuchado el lamento de la Miosotis

gemir por un desesperado roció

en su gigantesco invierno

es hoy, hojarasca quebrada

 

Me veo,

un pez alado plumeante

 

Costillas plumas

bañadas del tinte rojo

latido rumiante por seguir vivo

 

Désta arena pequeños granos

acarician mis branquias directamente

el mar me olvido…

 

Soy su devorador

que da muerte

a escama semejante

para vivir,

 

Veo por fin

resurgir al Abracxas del fondo del mar

y esculpir en el sol un eclipse

rezorando crístico y proteico

                    

Marea vienes por fin

sedienta por espuma

 

brava me recoges

brava me llevas

brava me azotas

 

Al peñasco donde dejo de aullar

y regalé el vino rojo

que recubría mis arterías

a la eternice  salada.

  • Autor: Alejandro Abracxas (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de noviembre de 2015 a las 03:17
  • Categoría: Surrealista
  • Lecturas: 79
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