Los cómplices de la graduación (cuento)

Jesus Alejandro Reina

Cabe destacar antes  de relatar  lo que pasó en ese auditorio 12 de la calle 17 con  Jiménez. En ese pequeño municipio, la retórica de su "discurso sincero"  colmó el Santo Grial de los años hipócritas,  la copa de caras  rígidas y el vaso vuelto risa de este escritor ileso ante la revolución convertida en tinta y papel. Pues debo confesar, mi complicidad a la hora del hurto masivo e imperante de la honra en los presentes. Como un mercenario de abecedario, me dispuse a cortar las arterias del respeto como buen caballero, ante la petición de la dama. Y sin más preludio puse a sus órdenes mi corto vocabulario, dando vida al siguiente hecho:

 

Noche de diciembre; única, álgida y sobre todo, llena de una niebla seductora, embelesadora, nacida tal atmósfera, después de la llegada de esa...  Mezcla entre virgen y  flor de loto tropical. Que dominaba los ojos y almas de simples mortales que allí estábamos (o por lo menos mi atención la codiciaba por completo) sentados. Una bendición en forma de vestido entre carmesí y bermellón alojaba la figura inspiradora de devoción en aquella constelación femenina. Esos diamantes hipnóticos, cabellos de venus... Torturaban las ideas del universo presente.

Claro, oradora de promoción pero... No sé. Algo más que nostalgia y perfección devengaba su presencia, un aire que algunos denominan misterio abrazaba el Miguel Ángel de la graduación... Inminente huracán disfrazado de sensualidad y belleza contenido en un vestido carmesí o bermellón... Más o menos. 

Pasada la ceremonia solemne de apertura, el himno sonó como siempre sólo qué... Vuelvo a tener la misma impresión de misterio sobre aquella graduando sentada una plaza detrás de mí. Y el himno no tiene ese sentimiento de patriotismo y orgullo tricolor usual. Suena más bien a Chopin y su  marcha fúnebre. Pero dentro de todo, el momento continúa como debe ser, parsimoniosamente  expectante... Uno a uno los condenados reciben la orden tan  esperada y merecida por algunos...

Ya, todo listo para el discurso en nombre de los graduandos. La dama de rojo... Oigo el balbuceo de las filas: "¡Es Laya! ¡Es Valentina! Me quedo con Valentina como lo mejor de la noche”. Mientras, subía al podio el portento célico. Mi expectativa cómplice del exceso indomable puesto en marcha, aquejaba mi razón de una forma casi dolorosa. Uno a uno, escalón por escalón se acompasaba con mis exhalaciones. Llega al podio la novia del momento... Parece sonreír. Con una picardía... Una picardía muy lejos de ser melancólica o nerviosa. Toma el papel y ajusta el micrófono. Listo ya; armisonante comenzó la masacre:


“Odiados y despreciables compañeros, enemigos, profesores e inoportunos acompañantes. Ha pasado tanto tiempo,  ya estamos aquí. La graduación de los hipócritas y mediocres alumnos. Debo aperturar mi discurso sincero con la fiel  convicción de su desdichada existencia para el país y el mundo. Recuerden que tristemente, que son el futuro de mañana, y que siempre por mala jugada del destino,  tendremos un lazo fúnebre que nos unirá por siempre
Parece un sueño... Desde que entrábamos y nos íbamos conformando   con la inocencia de hacer amigos, tropezar con personas importantes, abrimos los ojos a lo inverosímil de su ser. Personas que marcan pauta con el veneno que destilan. Como tu mi querida Mariana, mi mejor amiga de juguete, la más pesada, falsa y asquerosa personas de mi vida, siempre odié esa ridícula y graciosa blusa azul, que tú; con tu sentido ciego de moda. Bueno... Ciego, sordo, mudo...  Que siempre has sabido llevar con ridiculez. 
Otra persona a a la que llevó mis cariños, por ayudarme a creer en mí... Sofía. La más irritante, fastidiosa y suicida de humildad del colegio. Deberías darte unas palmaditas en la espalda por tus insultos y humillaciones,  unas palmaditas con un puñal... Y personas que no puedo olvidar: José, Nicolás, Caroline,  Joshua... Quienes con su amistad interesada siempre "creyeron en mis... Capacidades”, en los exámenes de química, física y que también, creyeron que me agradaban.  
Tiempos que lamento, dejan huellas en cada uno de nosotros, lamentado,  ciertamente lamentado. 
A ustedes "amigos"... Mi dedicatoria, por tantos años difíciles de lidiar con la bajeza de modales,  inhibición de principios y moral...
Nos graduamos "amigos ", debemos partir hacia nuestros destinos,  llenos de sorpresas e hipocresía tan grande como el egoísmo de Gonzalo. Lleno de agravios merecidos por las "buenas acciones y corazones de todos. Es hora pues, de encomendar y dar las gracias q Dios puesto que sin él,  no podría tolerar las náuseas causadas por la personalidad de cada uno de ustedes. Y para terminar quisiera dejarlos con una frase de Adolf Hitler: “Debe procurar que sólo engendren hijos los individuos sanos, porque el hecho de que personas enfermas o incapaces pongan hijos en el mundo es una desgracia, en tanto que el abstenerse de hacerlo es un acto altamente honroso”.

 

 

No hace falta hacer el intento en describir el nuevo tipo de silencio creado en auditorio 12, más la elegancia, ligereza y dominio del rojo bermellón, bajando del podio, no tan lento como pasaba la cinta de esta película en mi cabeza, pero si, con la tranquilidad del vencedor a sangre fría. Deslumbró en su salida. Las puertas laterales jamás habían llenado de tanta noche la habitación. Mientras... Yo al fondo jugueteaba con el lazo ebanoso de mi Salvatore Ferragamo y mientras retenía la carcajada,  llegó ese  mensaje a mi Xperia que; manchaba mi inocencia como una declaración culpable: “Misión cumplida ;)..

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  • Autor: El cuenta Historias (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 14 de octubre de 2015 a las 10:54
  • Comentario del autor sobre el poema: Algunas veces no entiendo lo que escribo jajaja. Pero espero sea de su grado las sátiras de mi galaxia.
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 44
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