MEDITACIÓN EN ANGELMÓ

Fernando de Lira

Hoy he llegado a Angelmó

y la mañana es fría como este domingo de Junio,

el olor a mar

es menos perceptible que otras veces,

seguramente se debe a la densa neblina

que hoy...

ha querido caer junto a la bahía.

Creo que al atardecer,

volverá a llover aquí en Puerto Montt

y quizás sea una razón lógica

por lo deshabitado que se encuentra

este hermoso lugar

frente a mí, varias lanchas,

que descansan...

que reposan...

que meditan...

Porque las lanchas de Angelmó

¡tienen vida!.

Y desde esta roca en que medito

se agrupa la llovizna;

y en un recodo de la misma

va quedando quieta.

Pocos días para regresar a santiago

a presentar mi memoria...

pocos días y la felicidad me aísla,

pues algo perturba mi mente...

no aquieta mi pensamiento,

y altera mi vivir.

Sin embargo la soledad sureña

ofrece a mi espíritu

algo que no puedo precisar,

aliviana mi angustia

¡la misma que me acosa desde Mayo!.

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