Ave cansada, soy, naufragio de tus recónditos
Ave María purísima, recuerdo de espasmos, de soledad
de aguijones letales, de muerte
Dios mío.
No quedará más que los grises,
los sentimientos vacíos, el penoso «Buenos días» después del café, el cigarro
la amargura de verte desnuda pero no con mis ojos, tocarte no con mis manos
el suplicio de decirte que gasto mi vida en nuevos libros
de geografía, de ciencia
en nuevos manuales de cómo entenderme,
de cómo respirar, abrir los ojos
De cómo decir gracias después de verte
Ave cansada, soy, estereotipo de la razón,
Ave María purísima, cólera, fiebre, mil razones para matarme
canciones de cuna, vértices, dolores de cabeza, ecuaciones
Dios mío, tengo miedo
No me dejen caer
Que ya estoy muerto.
- Autor: Ramirez Adrian ( Offline)
- Publicado: 14 de mayo de 2014 a las 19:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Donaciano Bueno
Comentarios1
No se si estoy equivocado, pero la desesperación que trasmite tu poema erizan los bellos.
Saludos.
No, no estás equivocado. Se podría decir que sí; desesperación. Muy buena tu percepción.
Gracias por leerme, un cordial saludo.
Gracias a ti.
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