Ciego

Sandro Tovar



Hace cinco días no veo, aparentemente la vista se acabo en mi, nació entonces la falacia de mi vida, y todo lo que a mis ojos llegaba a color y sin censura, todo aquello que contemplara extasiado hoy se que no existe mas. Lo recuerdo si, pero ya no se si era real, si los contornos de las cosas eran así, si la dureza de la roca era tal, ya no se si todo lo que existía ante mis ojos corresponda a esta realidad oscura.

Lentamente me incorporo de un lecho adormecido sin día, sin noche. Pero no extraño nada, este mundo de tinieblas es en cierto modo un continuo despertar de cosas y voces ajenas, las personas que vienen y van semejan una corriente que fluye como un río sin fin de aguas calidas. Creo ahora en mis otros sentidos, siento y huelo todo lo que hay a mi rededor, lo que antes era tan preciado como la belleza de las mujeres solo se nota en sus voces o en su aroma. Hay a mi alcance tonos que escucho y no acierto a imaginar si aquellas voces corresponden a un patrón definido, a una complexión robusta o esquelética de alguien, eso ya no existe, me he dado cuenta que las personas tienen tonos de voz verdadera, que su voz es sin duda lo que las delata ante mi de sus auténticos sentimientos, me doy cuenta al fin que escuchando atentamente a una persona se puede saber si esta sufre, si guarda sentimientos, oculta su amor o su vergüenza ante un hecho que pudiera recordar, la voz de las personas es una rica melodía de cosas ocultas. También he aprendido que las personas ocultan su aroma natural, lo cubren con perfumes excesivos, y he llegado a pensar que les desagrada su persona, su olor, su esencia, y es cuando tratan de cambiar su naturaleza por algo a su parecer mas delicado. Se engañan a si mismos. Se avergüenzan de su propio cuerpo.

Dentro de este ritmo de vida oscura también encuentro la tranquilidad del pensamiento profundo hacia los conceptos del hombre. Recuerdo haber leído libros de diversas autorías y uno a uno desfilan ante la imaginación llena de preceptos guardados tanto tiempo en mí, en mis silencios. Y es en esta calma donde el cerebro encuentra al fin las claves para definir y estructurar los complejos mecanismos que mueven el mundo.

Dentro de este letargo hay momentos en que no se distingue el paso que sigue de un ensueño a lo real. Un ciego no ve la luz que viene del sol y que refleja las cosas que capta con el sentido de la vista, mas puede dadas las circunstancias recordarla, sentirla y tocarla, la luz del sol se siente como una tela suave que pesa un poco y que oprime de una manera calida nuestra piel, diría lo mismo de la luna y de las estrellas pero dado que la noche es fría y sopla a veces el viento no existe ya para mi visiones semejantes, a no ser que las recuerde o las imagine. Antaño veía ciegos por el rumbo, imaginaba entonces como podría ser su vida, si se movían lentamente buscando obstáculos, o si siempre requerían del inseparable lazarillo, tales cosas aun no las he resuelto no hay necesidad de eso. Prefiero no salir de este lugar, ya que fue el exterior lo que me obligo a descomponer mis sentidos, lo digo por que hasta acá se escucha el ruido infernal que provocan con sus maquinas, huelo combustoleos quemándose y la comida tiene un raro sabor que ya percibía yo antes pero nunca le di importancia, todo esta contaminado, aunque ahora no pueda verlo.

Dicen quienes creen saberlo todo, que hay un sexto sentido, pudiera ser cierto, por que cada que se aproxima una persona en silencio, el cuerpo mío trata de enderezarse, cuando alguien avienta alguna cosa el sentimiento de protección se activa en mi y siento una rara aprensión, aunque sea inevitable recibir un golpe. Las personas emanan una temperatura que se esparce a una corta distancia. Pero he observado hechos que no comprendo, a veces se siente como si cerca mío hubiera alguien y no es así, me doy cuenta entonces que alguna presencia indefinida habita en las cercanías sin que nadie pueda notarlo, es decir que quizá y ronde por ahí algún ser o alguna cosa sin vida de la cual se siente su presencia fría y desagradable.

A veces trato de identificar un ave que canta, siento a través de ella que la música natural se genera en su voz, en ese lenguaje nuevo y rico, sus trinos deleitan mis oídos y me proporcionan placer, algo que jamás sentí cuando tenia vista.

He comprendido la razón por la que muchos ciegos andan con perros, y es por que son animales fieles, confiables y sobre todo protegen la integridad, su amistad es como la de un verdadero amigo, y es a su lado como se dan cuenta si alguien se acerca o si sucede alguna eventualidad. Lamento decir que no tengo amigos, mucho menos un perro, la soledad en la que vivo no puede ostentar tales cosas, además no se si yo mismo sea de confiar, puesto que alguien que no cuida su cuerpo y a si mismo no debería confiársele mas nada.

El sentido de la vista es sin duda una maravilla de la biología, ver y apreciar el mundo a través de los ojos, percibir los colores, gustar de mirar a los niños jugar, etc. es un regalo de la naturaleza para sus criaturas mas selectas, sin embargo esto puede perderse, o no apreciarse debidamente. Pero retomando diré que a veces he notado que algunas personas sienten lastima por mi, por mi precaria situación, y me río mucho por que ahora se que la verdadera lastima nace de mi para todos los que ven, pero que no quieren o no saben comprender lo que sus ojos miran y esta ahí para ser contemplado, admirado y descubierto por personas como tu. Sentir el mundo, palparlo y conjuntarlo con un sentimiento de amor hacia la naturaleza que somos nosotros mismos, es una tarea diaria, la contemplación a través de la vista se registra en el cerebro y de esto nacen los sueños, la vida sin un sentido nos enseña a querer vivir mas, nos golpea con sabiduría para que comprendamos la razón verdadera de nuestra estancia en este maravilloso lugar. 

  • Autor: Sandro Tovar (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de febrero de 2014 a las 23:57
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 43
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