LONTANO

Adriana Gilces

No sé cuál será el inicio de este poema,

ni mucho menos pasa por mi cabeza su final,

tan solo quiero expresar mis versos

rogando un milagro a que usted los lea, 

y entienda que de mis pensamientos 

no lo puedo arrebatar.

Claro... ¡Cómo no recordar ese beso! 

que gesto tan valiente, tan furtivo

tan vibrante, tan ardiente,

sus manos cálidas en mi rostro,

su sonrisa amplia,

su mirada tenue, su voz... 

¡Oh si! su voz, parecía el canto de un ángel 

que tocaba su arpa rondando a mi oído.

Luego, un cruce corto de palabras,

un choque de miradas en contravía,

y para mi eran dos expresiones cargadas de tanta energía,

que mi corazón palpitando rebosaba de mi pecho; 

y mis lágrimas de su huerto se desprendían.

Y nunca supe más de aquel joven,

simplemente se volvió a mis memorias un recuerdo,

descansó el suspiro arrebatado al sueño,

que algún día tuve de volver a verlo.

Pero, ¡Qué grande es el destino!

que hermosa y dulce suerte que me acompañó

La casualidad usó un elegante vestido,

y mis ansias de verlo fueron tan grandes,

que este hermoso sueño se cumplió.

Mas, ya era tarde, ya el ocaso había colmado su alma,

cuando lo vi acompañado de una reina,

y en su rostro dibujada una sonrisa que expresaba tanta calma,

su rostro desbordaba el amor hacia ella,

y sus ojos no podían callar 

lo que su corazón gritaba.

¡Pués! ¿Ya qué hacía yo?

¡PIENSA! ¡REACCIONA! le gritaba a mi ser para que tome conciencia,

que tonta, pero si esto era una ilusión de juventud,

y quizas un amor sin experiencia.

¡Pero dígame!  ¿Qué podía hacer?,

a sus ojos no era más que una camarada; 

su vida ya estaba enamorada, y yo....

yo sencillamente me ahogaba entre mis lágrimas atormentada.

Que hermoso lazo que surgió entre ambos,

mas, que hondo el abismo que se extendía entre usted y yo,

cada vez usted más enamorado,

cada vez yo más infortunada, 

por vivir con el corazón oprimido,

por no sincerarme a su nombre,

y derrochar todo el amor que tenía enclaustrado.

Y me preguntaba ¿Cómo lo arranco de mi mente?

¿Cómo podré vivir colocándole a mi corazón cadenas?

¿Cómo lo hago alma de mi alma?

Si fue usted quien me enseñó a hablar sin las palabras,

a murmurar con un grito,

a soñar con miradas, 

a besar sin los labios,

a vivir aunque ya estaba muerta.

Tome sus manos y libérese

de este corazón egoísta que lo tiene encarcelado,

arránqueme del alma este suspira maldito,

y déjelo ser libre en los brazos de su ser amado.

Pero, hay algo que quiero pedirle,

por piedad no me olvide,

mas, ya que en mis sueños usted será eternamente mío 

mas, ya que usted se convertirá en mi dicha ilógica,

le ruego mi amor oculto no me olvide, 

le suplico al más hermoso ser lontano,

lléveme en sus memorias, en su recuerdo, en su alma,

no importa la manera en que usted me perpetúe

yo por mi parte le aseguro una vida infinita en mi pecho,

por este amor que yo profeso, y que usted nisquiera se imagina.

  • Autor: Lavanda (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de octubre de 2013 a las 16:15
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 67
  • Usuarios favoritos de este poema: matteo, El Hombre de la Rosa.
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Comentarios4

  • El Hombre de la Rosa

    Hermosa la lectura de tu grato poema amiga Adriana Gilces
    Felicidades en el día de nuestras madres queridas.
    Saludos de afecto y amistad
    Críspulo tu amigo

    • Adriana Gilces

      Muchas gracias estimado.

    • Marisol-coincidir

      genial trabajo...

      • Adriana Gilces

        Muchas gracias reina! 😀 Saludos desde Ecuador!

      • Graciano Chacon

        ¿Y si fueras egoísta como compartirias con tus lectores tu lindo poema?

        Un abrazo de afecto y amistad amiga.

        • Adriana Gilces

          jajajaja! buen punto! Soy egoista al querer, puesto que solo quería a esa persona para mi! 😀 Saludos!

        • Alimbert

          Que lindas letras

          su voz, parecía el canto de un ángel
          que tocaba su arpa rondando a mi oído

          cuantas veces me ha pasado eso.

          un gusto leerte

          Saludos.

          Alimbert

          • Adriana Gilces

            Muchas gracias mi estimado! Seguiré escribiendo para que sea un gusto para mi que usted me lea.



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