Ay, amor mío.

 

Mi amor, tengo ganas de tí.

Es frustrante no poder tocarte.

Desear tenerte junto a mi, acariciarte y besarte desesperadamente sin perder la ternura de mi amor por ti...

Te deliro mientras duermo.

A media noche despierto queriendo sentir tus caricias...

Eres mi fantasía perfecta e intacta.

Dueña de mis sueños más perversos y también de los más tiernos.

Quisiera creer que piensas lo mismo.

Que tú, como yo te necesito, de tu aroma... de tu calor. De ti.

Sentir tu piel cerca de mis manos, tus labios en los míos recitando los poemas más puros que pueda gritar nuestro amor.

Quiero hacer bailar mis dedos en tu piel, descubrir cada partícula de tu ser. Necesito de esa mirada que me queme lentamente, ahogárme en tu saliva, derretírme en tus labios.

Hacernos uno a la luz de la noche, con la luna de testigo.

Quiero sonrojarla, que sienta pudor presenciando la unión de tu cuerpo y el mío por la pasión que arde en mi desde la primera vez que te vi.

Ay amor mío, tengo ganas de ti.

Ven, mi amor. Hagamos que la Luna sienta celos de esta pasión, que ella nunca ha visto tanta lujuria en una sola noche.

Y aún así, una noche no nos basta para desatar el caos de amor que significa convertirnos en uno.