Angustia que crece, tiempos que no llegan,
harapos de felicidad que se diluyen entre los dedos,
quiero descansar, no puedo, mi alma esta herida,
he recibido puñaladas arteras en el corazón.
No puedo destruir lo que llevo perpetuamente dentro,
ni separarlo siquiera un poco de mí,
quizás sólo mi último aliento
me devolverá la paz de mi creador.
Falla la respiración, el pecho se hunde,
quiero gritar....no tengo fuerzas,
cascadas de fuego caen de mis ojos calcinando mi tez,
y glaciales cenizas brotan de lo más profundo en mi dolor.
El rubor de la sangre se rindió al blanquedal,
su bermejo color ha huido de mí,
el gélido vacío de los espíritus,
se ha recostado en mi lecho a mi lado otra vez.
Palabras que dieron vida, se tornaron en silencios de muerte,
la brújula del sufrimiento envía miles de dardos de fuego,
raíces de inmenso dolor me atan al mundo,
cadenas frágiles lazan mi maltrecho cuerpo.
Al fondo del vacío, una puerta se abre ante mí,
Me llama, me invita a salir, allá brilla la oscuridad,
No se ve dolor, no se oye la luz,
Quiero dormir…. tengo miedo
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Autor:
Cabo Hunter (Seudónimo) ( Offline)
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Publicado:
30 de mayo de 2013 a las 05:05
- Comentario del autor sobre el poema: Al buen entendedor, pocas palabras,
- Categoría: Triste
- Lecturas:
57
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