Existencia.

Existencia.

Que insignificante es pensar en la existencia de uno;
Hoy me bastó con mirar las estrellas para creer que soy parte de algo.

La noche, esa misma que tenemos en común,
Que nos muestra la misma luna, con la misma cercanía.

La nostalgia, esa nostalgia que mantiene viva las memorias
Y que es el último erotismo tuyo me que queda por las noches.

Todo es materia; la noche es hielo, gotas, humedad, bolsas bajo los ojos;
La nostalgia es viento, oropel, mis manos, mi cuerpo, mi boca y tus calles.

La sonrisa, esa hermosa, pura, bendita cicatriz de la tristeza,
Esa misma que suele ser besos o palabras que se lleva el viento

A raíz de las partidas, crecen árboles inmensos por donde bajan las serpientes
Que sacian su sed con esos días tristes y mojados que suelen caer por los ojos.

Todo es relativo; la sonrisa es disimulo, bálsamo, tributo, vestimenta
Las raíces son amapolas, corazones, venas, soluciones. 

Todas las derrotas del hombre moran en una misma soledad 
Pero las mejores batallas son las que se pierden en los ojos de una mujer.

Y la misma soledad es un sortilegio encantador y silencioso que gusta de charlar con el espejo
Pero llévame; como un error, como un recuerdo o un vademécum, no me dejes, no así, a solas conmigo.

Porque siempre que estoy solo, siempre que me sincero y pienso en mi existencia y en lo insignificante que es, me pongo a mirar las estrellas para creer que soy parte de algo 

Y con esa ilusión y mis utopías de las risas y raíces, me siento libre y valiente.
Y el sol se pone y no me dejas quitártelo.

Entonces, llega la noche y con ella, el círculo vicioso de mirar a las estrellas para una nueva puesta de sol.

Que insignificante es pensar en la existencia de uno.