Orgullo.

Es cierto... te extraño, 
que de los dos,
quizá soy el que más pierde,
que tengo tanto miedo
y lo malo es que uno
no se muere de eso,
que sé que leer libros,
escribir, fumar a destajo
no quitan lo miserable,
que es verdad que quiera huír lejos,
a bordes finales, a orillas
de deciertos, lejos... lejos de mí,

Es cierto, que en momentos como éste, 
me gustaría ser una simple palabra, 
para significar algo, 
para estar en su boca, 
para que el viento me lleve...

Que éstas calles tan húmedas y pobladas, 
tan llenas de gente vacía,
tan largas y torpes... cotidianamente torpes
piden a gritos tu paso por ellas, junto a mí, tomada de mi mano.

También es cierto que escribo esto
lleno de metáforas que no son más
que palabras cobarde
que intentar gritar que me haces falta,

Porque yo era un hombre común,
un hombre aburrido y lleno de monotonías
de sueños inalcanzables,
de paredes mudas y camas tranquilas
tranquilo, muriendo, cómo cualquier otro,
a lo largo de la vida y tú llegaste a convertirme 
en un loco que quiso ser inmortal.

También sé de sobra, que no estoy perdido,
que me encuentro más refugiado que nunca
en los rincones donde ya no estás,
en la casa donde ya no va, tu sonrisa
fresca y joven, a pegarse en mi boca.

Sé que te has lárgado, que te has perdido,
que te desapareciste, que estás viva,
que sonríes y bailas, que te desnudas, que sientes,
y que nada de eso, lo haces conmigo,

también sé que ésta noche es muy larga
para una sola persona...

Que anoche, cuando te intenté tocar
me puse llorar como una nube,
a temblar como la tierra,
a escapar como un ladrón,
a hablar como si no estuviese solo,
porque me dueles.

Lo sé... y lo sabes.

Y si, te extraño y, a pesar de todo, sigo amándote;
ahora dile a tu orgullo, ya bien alimentado,
que te haga el amor delicadamente, cuidándote
y que te ame, a pesar de todo.