Poema [2]

Helrika

Ver que entre las penumbras

me refugio con miedo.

Sin poder vislumbrar:

que no quiero el olvido,

pero me olvido de lo añejo.

 

Tu voz siempre como el hielo

y tus hostiles gestos,

igual al comienzo.

 

¿Dónde empieza este latir tan turbulento?

En lo oscuro, en un ávido silencio.

No te escucho, no te siento.

Duermo, sueño y muero.

Sin embargo, sigo sufriendo.

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