MI DULCE JOVEN (NeferTari)

Isaac Amenemope

Cuando entraste la débil luz se consumía

En mis ojos solitarios,

Y las paredes me hablaban del calor;

La lluvia avivaba el tejado,

Lo emitía sobre mi piel

injerta en las alturas.

Cuando me volví era temprano,

 y sin embargo ya corrías

Por aquellos senderos bordeados

de lucidas crepusculaciones.

Pudo aquella tarde devolver los cristales disueltos

En lechos sepultados e hierbas húmidas pastadas,

Devolverlos a nuestras ventanas,

Para despertarlas al aroma del encuentro,

Al fulgor de la proximidad

A la miel de tus primeras palabras.

Pudo el valor del instante,

Comunicar aquellas extraviadas voces

Hundidas en la intimidad del pequeño mar purpureo;

Agitarlo como si se nos acercara a murmurar la luna,

Llevarlo hasta los cantiles mas cortantes

Y tornarlos suaves.

 

Entonces,

toda claridad que hube recogido

A las noches mas agónicas

Se me escapo en tu rostro.

Lo tome sin tocarlo,

Como adormecido en la simple sonrisa

De una niña que se albora

al descubrimiento del prado

que florece noche a noche en sus almohadas.

Lo respire desde el horizonte que se me quebraba

En tus parpados,

Saliendo sin azules extintos

Al cielo enhiesto de nieblas.

 

Fui al pozo sagrado donde beben las ninfas,

Para reconocerte en las hojas que traen del fondo

La cristalinidad de la tierra;

Y comprender en sus vibras la exquisita voz que emite

Lo penetrable cuando la simplicidad brota.

Llegamos a lo lejos sin omitirnos vulnerables

Al dolor emanado del mundo.

Llegamos a la cercanía del contacto,

Para conocerlos sin ritos

en la humildad de nuestras manos,

para apretarlo en la brevedad desprendida del mutuo hallazgo

reflejado al té y a la espuma del lúpulo.

Esa noche nos sorprendió mudos en la ciudad dormida

A la alegría de sabernos encontrados.

Esa noche nos sustrajo del tiempo que entonan

Las flautas mentales,

Nos conservo inalcanzables

A la misma angustia de besar…

 

Nos dejamos en pasos muy distintos,

Respondiendo a la naturaleza

Que entonces vimos distanciada.

Se alejó tu pelo,

Mas allá del viento racional

Que inspiro la promisora ausencia;

Se alejó tu mundo hacia su habitual orbita;

Tal vez cambiando de colores,

Tal vez creciendo en pensamientos de oro.

 

Ahora mis pestañas se mojan en el mar interno

Que la sensible fuerza exprime;

Y solo se derrama un par de gotas.

Ahora que te hallo

soplando la hoguera no llego al calor

de tu cuello ni huelo la feminidad del ocaso.

Ahora es siempre un corazón libre de latidos bruscos,

Ahora es como tus labios pronunciando mi nombre

Al vacío que lo vio nacer

Y desincorporarse sin magia,

Ahora vive, mi dulce joven.

  • Autor: Isaac Amenemope (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de mayo de 2012 a las 21:12
  • Comentario del autor sobre el poema: EN foto, Nefertari, Mi AMado Sol del antiguo Egipto!!
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 475
  • Usuarios favoritos de este poema: Marellia, PoetaTriste, valy omra.
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Comentarios3

  • ELIS MANUEL AVENTURERO

    muy inteligente y organizado, poético y pulcro, felicitaciones hermano

  • Marellia

    Amo la riqueza de tus letras , la belleza de lo que plasmas en cada verso.
    Te amo y encuentro mi sentir en tu poesía ,me llenas y enriqueces mi alma.
    Un beso de eterna Luz en el Universo de la Vida y otro a esos soles que iluminan tu existir

  • valy omra

    Las figuras hieráticas que anteceden el poema ,son preciosas la diosa Hut -hor ( hathor ) es quien representa la fertilidad y la reina Nefertari una mujer admirable , muy amada por su esposo Ramsés II y su pueblo .
    Versos llenos de portentosa belleza y divinidad !!!
    Cariños
    VALY



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