Eres suave mi mujer
como la música de cuerda
en la madera sonante de un laúd.
Llevas ónice en tu piel
y sangras los duraznos apilados
en tus bordes de labios/
Cuando la espuma impulsada
por la roja marea intensa
alaba tus pies de encanto
en ti ya era la arena figura/
El agua amagó un ultimo recurso
con su emergido cisne
pero los cuellos anchos de tus senos
tocaron la sal y en la primavera
la espuma derrotada borró
con goma su nenúfar ambulante
rendida a tus caderas impuestas al agua.
Con tu acoso de ternura
bajaba la nieve su blanco cabello
de lana temblante y los cristales adosados
en la ladera de la luna
sangraban luces en tu piel de esmalte/
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                        Autor:    
     
	RICARDO ALVAREZ (
 Offline) - Publicado: 30 de septiembre de 2011 a las 00:33
 - Categoría: Sin clasificar
 - Lecturas: 64
 - Usuarios favoritos de este poema: GITANA DULCE, gallicida
 

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