las lilas

Las lilas, bastas, lineales, que nutren mi bandera
y tu pecho situado el en claro seno del trigo azul,
dulce laurel con las pupilas en frente de batalla
tu nariz de lirio arqueado, lana y hueso donde hueles a alborada y a carne de uva,
Las apretadas manos que sudan las arrogancias de seguir peleando,
ahora la órbita penetra el rostro justo la blanca clorofila del esfuerzo,
caminos, golpes, y mi espalda reúne la sal que pocas abejas cultivan,
estrellas que muerden mis brazos, nocturnas pareces mineral, o trigo al sol;
gemela es tu voz con el pan de las mañanas, desmigajado por las aves de golpe,
de cimas, tatuadas con estaño, o hielos fundidos por las venas regadas, verdes piernas, crudos dedos desplumados y con un suburbio canónico, mis neuronas andan en parís, Budapest y las magnolias del Cairo, acorde a la fuerza que espanta las monjas y cubre américa de blancas nieves.
Estas falanges de infancia fragante, recorren la prisa, de la tez que te cubre azucena de perfumadas olas, subes entre litoral verdoso de cadenas montañosas hasta el triángulo de oro que los Quimbaya amaron con tu su cielo, tus ojos de café, tus raíces cuya lengua formaron los siglos, ay! niña de beso primoroso, tu cabeza con tiritas de cielo y lingotes que nutren el viento, das la vuelta a tus manzanos, trenzas con harina el viento, latiendo el lecho de meses de larga tez.