El maestro

Virgilio Dávila

 Poema siguiente



Mi mentor era un viejo de ojos claros y vivos
que al llegar los exámenes a su terminación,
pronunciaba un discurso de muchos adjetivos,
y alcanzaba del pueblo una gran ovación.

Mientras cura y alcalde cobraban sin retrasos
y en duros relucientes la nómina mensual,
el maestro cambiaba sus haberes escasos
por viandas, en la tienda del cacique rural.

El sabía retórica, y sabía latines.
Si cualquiera moría por aquellos confines,
él era fatalmente el fúnebre orador.

A pesar de su celo y labor constante,
por mambí lo tuvieron y dejaron cesante
cuando vino Laureano Sanz de gobernador. 

Ver métrica Poema siguiente 

 Volver a Virgilio Dávila
Llevate gratis una Antología Poética y suscribite a Poemas del Alma ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales