CANCIÓN PARA DORMIR A UN NIÑO POBRE

Victoriano Crémer

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Ángeles con espadas
custodian el aire.
Un toro de sombra
mugiendo en los árboles.

-Madre, tengo miedo
del aire.

Mira las estrellas.
Aún no son de nadie;
ni son del Obispo
ni son del Alcalde.

-Madre, quiero una
que hable.

Patitas de cabra
siguen vacilantes
al osito blanco
de la luna errante.

-Madre, quiero un oso
que baile.

Pandero de harina:
luna en el estanque.
Las cinco cabrillas
sin cesar, tocándole.

-Madre, se me hielan
las carnes.

Floridas de escarcha
ya son como panes.
La aurora las dora
y acorteza el aire.

-Madre, no te oigo.
¡Tengo hambre!

¡Uuuuuuuh...! Duerme, mi niño;
que viene el aire
y se lleva a los niños
que tienen hambre.

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