Lluvia, somos dos extranjeros, 
mi nombre como el tuyo 
es una travesía, 
un deambular por puertas 
cerradas para siempre.
La gente entra en mi sueño 
como por otra casa 
y tus breves colores se
deshacen contra el olvido, 
pero ya lo sabemos, 
no hay nada que tratar con su 
navaja, 
nada que preguntar en sus
regiones. 
Lluvia 
somos dos extranjeros,
nos separa una herida.
Volver a Jorge Boccanera


 
                     