Eduardo Llanos

Eduardo Llanos Melussa es un poeta y psicólogo de origen chileno, nacido en el año 1956. Además de las profesiones citadas, trabaja como docente de Psicología de la Comunicación y de la Creatividad en la ciudad de Santiago. Entre sus libros más reconocidos se encuentra "Contradiccionario", que agrupa tres poemarios en una sola publicación: "Textos y pretextos", "Eros/iones" y "Pasábamos por aquí". Cabe mencionar que el contenido de dicha obra había sido ganadora en diversas competiciones: Concurso Nacional de Literatura Juvenil, Ariel, Gabriela Mistral y Juego Florales Semana Valdiviana.
Eduardo tiene una forma muy propia y comprometida de entender la literatura y de relacionarse con la fama y los medios. Su obra "Disidencia en la tierra", galardonada con el Premio Iberoamericano Javier Carrera, el Latinoamericano Rubén Darío y el Centenario de Gabriela Mistral, se divide en varias publicaciones parciales y aún no ha sido completada. Además, una buena porción de sus poemarios se conservan inéditos; tal es el caso de "Como un brasero que se extingue en la llovizna". A continuación se encuentran algunos de sus poemas más conocidos, entre los que destacan "Aclaración preliminar", "Declaración de quiebra", "Las muchachas sencillas" y "Telegrama a Rubén Darío". Además de la lírica, ha escrito prólogos, estudios y ensayos.

Poemas de Eduardo Llanos

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Eduardo Llanos:

Telegrama a Rubén Darío

Yo panamericanicé
con un vago temor y con muy poca fe

Rubén Dario
Epístola a la Señora de Lugones
El canto errante, 1907.



En la laguna de nuestra memoria
aparece el cuello interrogante de tu cisne.
Y henos aquí, sin saber responder,
jugando cada cual a ser un patito feo
que chapotea en el barro americano
y salpica uno por uno a los vecinos.

Perdona, abuelo Rubén, si no hicimos lo que pudimos:
aquí y ahora ser poeta
es como haber nacido
canoso o lisiado
y nuestra poesía es apenas
un rubor a solas,
algo así como lanzar brochazos en la noche
para pintar consignas libertarias
en el muro del patio de la propia casa,
sin contar siquiera con la ayuda de la famosa luna.

A los compañeros de una generación supuesta

Colegas, cohabitantes de la misma caleta, malabaristas
del mismo circo pobre en que hoy yo desnudo mi rostro:
afinemos y afilemos este idioma
para el poeta que vendrá
y que será más grande que nosotros
–nosotros los que extraviamos el camino a cada rato,
los que escribimos en vitrina sin siquiera darnos cuenta–.
Trabajemos, hermanos, por el poeta que vendrá,
dignifiquemos este oficio
que también es más grande que nosotros.

Testamento del Pater familias

Yo, Anastasio Rencoret Iriarte, natural de aqueste reyno de Chile,
hijo lejítimo de mui mucho amor de entrambos mis santos padres,
estando enfermo en cama de la enfermedad que Dios nuestro Señor se ha servido
[en darme,
i creyendo como firmemente creo en el Alto i Divino Misterio
de la Santísima Trinidad i Padre e Hijo i Espíritu Santo,
tres personas distintas i un solo Dios verdadero,
i en todos los demás misterios i artículos de fe que tiene, cree i confiesa
nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana,
bajo cuya fe i creencia he vivido i espero vivir i morir,
temiéndome ahora de la muerte, que es natural a toda humana criatura,
envío mi alma al cielo, de donde me fue dada,
i el cuerpo a la tierra, donde fue criado,
i vengo en testar mis bienes, modestísimos comparados con el reyno de Dios,
[nuestro Amo i Señor.
A ti, primogénito mío, traspaso los yacimientos de oro i plata,
i encomiéndote brindar trabajo a los menesterosos mineros
i a la vez dar ocasión a sus mujeres y proles
para que así puedan cumplir el mandato divino de ganar cada uno su pan con el
[sudor de la frente.
Mas cuida, hijo, no holgarte mui a menudo con las mozas,
ni menos con una sola, pues siempre se ceba quien se amanceba.
A ti, hija querida, légote las tres viñas del Sur,
no sea que te sorprenda sin dote la edad de merecer.
A ti, fiel i dócil esposa, dejo aquesta hacienda entera, incluyendo animales,
[inquilinos i el polvo de mis huesos.
Por último, queden a mi contador i albacea todos mis pañuelos i polainas
i esa Biblia empastada en que cada noche yo nutría mi fervor
i cuya lectura le enseñará a no codiciar bienes ajenos
i sí a juntar tesoros en el cielo, de donde le será dado por añadidura lo demás.
Os encarezco observancia estricta a las reglas que siempre prediqué i practiqué,
para así allegar más honor a nuestra estirpe i a nuestro Padre Común,
a cuya diestra os esperaré, enternecido i anhelante.

Intimidad

Si cada hombre es un mundo,
admite entonces que esta noche
te corone Miss Mundo.

Desaparición de Rodrigo Lira

Algún día se sabrá
que hicimos nuestro oficio el más oscuro de todos
o que intentamos hacerlo
Algunos ejemplares de nuestra especie
reducidos a unas cuantas señales
de lo que fue la vida en estos tiempos
darán que hablar en un lenguaje todavía inmanejable
Las profecías me asquean y no puedo decir más.

Enrique Lihn La musiquilla de las pobres esferas, 1969



Para despedirme de ti, Rodrigo,
me asomo a esta hoja en blanco
en que tu rostro aparece de repente
como un expósito tiritando a la intemperie.

Qué hemos de hacer sin ti, Rodrigo,
sin esas cartas que nadie jamás te respondió,
sin aquella sonrisa desolada
que ni diez mil psicoterapias cambiarían.
Con qué norte vagar ahora por Santiago,
con quién beberemos el café que nos dejaste
sin azúcar y helado como este vientecillo
con que la noche va tatuándose en nosotros.

Que me patee Dios, hermano,
si estoy haciendo retórica con tu nombre
así como la prensa hizo crónica roja
con tus venas cortadas en el baño.

Te escribo este adiós
con las manos chamuscadas y torcidas.
No siento ni mi cuerpo ni mi sangre.
Mi cabeza quedó dando tumbos allá en el crematorio.

Alguien viene horadando nuestras gargantas hace tiempo.
Pero no importa.
Nosotros quedaremos en silencio
para que tu voz
haga vibrar entera esta ciudad.

Excursión

Henos de nuevo aquí
perdidos en el bosque de la infancia
buscando las pisadas de Dios
bajo las hojas secas.