«Los cinco y yo», de Antonio Orejudo —Tusquets Editores—

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Releer la infancia a través de las lecturas es algo a lo que los adultos (y digo, maduros, formados, intachables) le tienen mucho miedo y, generalmente, evitan. Por eso descubrir novelas que gozan de un armazón de hierro y una gran cantidad de referencias ficticias y reales que se construyen en base a esas primeras lecturas me parece asombroso. Y es asombro, sin duda, lo que va a despertar en ustedes «Los cinco y yo» de Antonio Orejudo (Tusquets).

«Los cinco» de Enid Blyton y en ellos la primera emoción lectora, son los ejes por los que discurre la trama de esta novela. Toni, un niño con una imaginación tal que entiende el «estar en línea» con su compañero de equipo como un sello de fidelidad que hay que sostener sin importar las consecuencias, va creciendo al lado de esas lecturas. Un niño-hombre que se hace escritor, pero al conocer el detrás de escena del mundo, se decepciona. Decepción y desidia frente a la rutina parecen las sensaciones que más alimentan su experiencia; pero en el fondo sigue siendo ese niño inquieto que quiere más de la vida. Por eso termina siendo un personaje querible: es gracias a esa mirada audaz que la luz se filtra. Y en esa luz se posa reiteradamente el autor a lo largo de esta jugosa historia.

Es ésta una novela asombrosamente abarcativa (volvemos al asombro) en la que caben interesantes reflexiones sobre la literatura infantil, la relación entre religión y Estado, e incluso una mirada sobre la ética en el campo científico. Intentaré abarcar aquí lo que más me ha alumbrado, porque todo no se puede; ¡es que no se puede!

Función de la Iglesia en la socialdemocracia

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No cansarse nunca de estar empezando siempre. Bajo este lema el Padre Morales se incorporó a la cadena evolutiva de la sociedad moderna; y consiguió hacerse un hueco a través del cual implementar metodologías e ideas religiosas en la formación-creación de la socialdemocracia en España. Quizá sea ésta una de las pocas referencias ciertas (en el sentido estricto de la palabra) de este libro; quiero decir, que el autor no se ha inventado. No es casualidad. En una España que se dice aconfesional pero arrastra el misal a los tribunales, resulta necesario conversar sobre figuras como la de Morales, tan representativas de las épocas grises.

En «Los cinco y yo» encontramos varias referencias a la relación (casi de ficción) que estableció la Iglesia con la reconstrucción del país; el resurgimiento de un estigma que parece inseparable de la tierra que pisamos. A Toni lo llevan al «teatrito de la misa» y le inculcan una visión comprometida y rigurosa de la existencia. El placer no tiene espacio en ese territorio árido donde ser el mejor en lo que sea parece la regla número uno. Así crece este niño abandónico (en el sentido lorquiano del término) que le teme a la llegada de la noche porque fabula con que todos se irán y despertará solo en un busque, como «Pulgarcito».

Con maestría Orejudo va trenzando datos biográficos (de todos; intuyo que es sumamente difícil no verse reflejado, o reconocerse en las obras de Antonio), con paisajes conocidos (reconocidos), en una intensa reflexión sobre nuestro mundo.

Y lo hace invitándonos a una fiesta, que lo tiene a él como anfitrión y a la que también están invitados los cinco de Enid. Y a ellos, Orejudo les inventa un futuro, en una novela ficticia de Rafael Reig, «After five». Es un futuro de desencanto y realidad quizá escrita con el deseo de no ser el único amarrado a la mortalidad. Un futuro en el que podemos pensar en el nuestro y preguntarnos como el Zavalita del Perú ¿en qué momento se jodió todo?

Qué es y qué no la literatura

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Un golpe de suerte. Eso fue lo que me permitió conocer a Antonio Orejudo. Ese hombre enigmático que se esconde en sus ficciones, como dejándonos pistas de lo que fue, de lo que es. Pistas tan sutiles, a veces falsas-verdaderas, que nos lanzan a un viaje sin retorno a través de los pasadizos oscuros de nuestra memoria, mientras disfrutamos de una prosa lúcida, a veces tierna y por momentos, irónica y hasta insolente. De golpes de suerte (y de estado) se conforma nuestra existencia individual y colectiva, y es sin duda la literatura uno de los ámbitos en los que nuestra experiencia es regada por la mirada lumínica de quienes saben observar.

Podríamos decir que «Los cinco y yo» es una historia sobre la forma en la que la ficción nos cambia y nos conduce a construir ficciones. Es más; aparte de la novela de Reig, hay muchísimos otros elementos de carácter metaliterario: como UK Wars (un videojuego que no existe en la realidad y que presenta una lectura de la Guerra de Malvinas que me ha impactado especialmente: una mirada europea sobre el conflicto que en nada se parece a la que yo escuché-aprendí-imaginé), unos poemas a dos manos que parten del Réquiem de Leopoldo María Panero y un libro sobre la literatura castellana de los años ochenta. Hay mucho más, pero se me escapa… En ese sentido creo que es un libro lleno de oportunidades, como dice Orejudo que son los aeropuertos.

Cuando comes una tarta de brócoli aparte del mero placer de la comida sabes que estás enriqueciendo tu salud (tus dientes, tus heridas y tu ánimo mejorarán por el inmenso aporte de calcio, ácidos grasos y ácido fólico). Leer a Orejudo es igual pero en el plano intelectual. Le lees y disfrutas pero al terminar te llevas una hoja llena de nombres, acontecimientos, anécdotas, autores y personajes que te llevan a otras lecturas y ¡esa es una de las cosas más fascinantes de este libro!

Por qué Los Cinco en una novela para adultos

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Y aquí llegamos a otro aspecto interesante del libro. Serias reflexiones en torno a la literatura infantil. Es lamentable que en el mundo académico (y no me canso de decirlo) exista tanto desprecio por los autores de LIJ. Es evidente, que creemos que cuanto más adultos somos más capacidad desarrollamos para entender la vida; aunque ocurre exactamente lo contrario. Es decir, necesitamos procesarlo todo porque olvidamos que había algo que se llamaba «sentir» y que ejercitábamos con absoluta soltura en la infancia. Como dice Toni, cuando se sentaba a leer no leía, se sumergía en las aventuras. Y terminaba tan agitado, tan cansado físicamente… ¡Qué fascinante encontrarme con mi niña lectora en estas palabras!

Existen, no obstante, ciertos matices. Las palabras que Reig pronuncia en aquella convención (que introducen este párrafo), son certeras: el desprecio por el infante no sólo se haya presente en los adultos que jamás regresan a las lecturas de niño sino también en aquellos que lo hacen y crean literatura para ser leída por lectores principiantes, pero lo hacen desde el distanciamiento.

Ana María Matute no se cansaba de decir que los niños no son tontos y que las historias infantiles parecen partir de la premisa que sí lo son. El desprecio a la inteligencia de los niños es un hecho, y aunque nadie puede borrarnos esas historias (cargadas generalmente de doctrinas e imposición de roles según el género) que nos excitaron de pequeños, ¡cuánto mejor sería que los niños del futuro tuvieran autores que les llevaran por esos pasadizos de una forma más eficiente!

Necesitamos más autores preocupados por sacar a los niños del lago de los cuentos felices y trillados, aventuras que les sirvan, que les sirvan de verdad, para explorar su propio mundo y para construir generaciones que no se queden a mitad de camino de la revolución. Por jóvenes o por viejos.

Pero es verdad. Al final lo que importa es lo que nos produce la lectura, y lo que dice Toni respecto a su relación con Los Cinco es un párrafo monumental que hay que leer y releer para interiorizar:

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Leernos en la infancia

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Como les advertía, se me ha quedado mucho fuera de esta desordenada y subjetiva lectura. Por eso tienen que leer este libro.

Una vez más, Orejudo nos ofrece y una obra reflexiva compleja e inquietante. Una lectura que nos paraliza y nos conmueve en iguales proporciones y que nos obliga a repreguntarnos cuándo se jodió todo.

Les aseguro que es un libro que se lee con placer; atrapante desde el principio y que se halla escrito con mucha sinceridad.

¡Les deseo profundamente un golpe de suerte que los lleve a coger este libro (que diría la madre de Toni)!

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LOS CINCO Y YO
Antonio Orejudo
Tusquets Editores
978-84-9066-404-9
256 páginas
Papel: 18,50 €
Digital: 9,99 €

OTROS LIBROS QUE HE RESEÑADO DE ESTE AUTOR: «Reconstrucción».

Comentarios2

  • Rapsodico

    Fantástico artículo y fantástica noticia que Antonio Orejudo saque un nuevo libro. Tenía ganas de volver a leerle. Gracias por la sugerencia, Tes. Un abrazo.

  • Tes Nehuén

    ¡Sí! Tiene la mala costumbre de hacernos esperar demasiado, pero cuando saca libro ¡¡es una fiesta!! Espero que lo leas y que lo disfrutes mucho, Rapsódico. Un abrazo.



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