La madrugada de hoy ha sido testigo de una nueva pérdida para el mundo de las letras. Todavía no había amanecido y en la casa de Zaragoza donde vivía el escritor español Santiago Lorén todo pareció detenerse con el último suspiro de este hombre que, además de destacarse en el ámbito literario, brilló en el campo de la medicina.
Como toda muerte, el fallecimiento del creador de «Cuerpos, almas y todo eso», «Una casa con goteras» y «La vieja del molino de aceite» entristece a numerosas personas, aunque como siempre sucede con la partida de un escritor, queda el consuelo de saber que su espíritu seguirá vivo en cada una de las obras que ha dejado.
Lorén, recuerdan desde el diario «ABC», era para Juan José Vázquez, el viceconsejero de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Aragón, uno de los autores de la región que tuvo una de las «trayectorias vitales más prolongadas». Desde su punto de vista, a la hora de elaborar historias este español «sabía ponerse en el lugar del lector: de ahí que encajase en géneros como el periodismo, cuyo destinatario es un lector colectivo con el que compartía entorno y experiencias».
Las anécdotas con él como protagonista, sus libros y las entrevistas que concedió a lo largo de su vida quedarán a partir de ahora como testimonio de su personalidad y evidencia de su profesionalismo.
«Sigo escribiendo artículos para vencer el Alzheimer», llegó a confesar tiempo atrás, ante «Heraldo.es», el esposo de Carmen Berdusán, una mujer que por estas horas debe estar despidiendo a su compañero con tristeza pero también con orgullo por todo lo que fue capaz de conseguir Lorén, un novelista que en 1991 fue honrado con el título de «Hijo Adoptivo de Zaragoza» y acumuló premios como el Planeta y el Ateneo de Sevilla.
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