Hay ocasiones en las que el límite entre la libertad de expresión y la apología del delito es difuso. El derecho a la libre publicación sin censura previa es inherente a las sociedades democráticas, pero eso no quiere decir que se pueda difundir cualquier clase de contenidos. ¿Qué hay que hacer en los casos en los que una obra incita al odio y a la discriminación?
El año pasado hablamos en Poemas del Alma sobre la detención del austriaco Gerd Honsik, quien fuera acusado de negar la masacre de judíos en la Alemania nazi. El escritor e historiador fue vinculado con el delito de apología del genocidio por publicar libros como «Absolución de Hitler». La decisión de la justicia generó polémica en este blog, ya que muchos lectores opinaron que no deberían castigarse la opinión y el pensamiento.
En la actualidad, el Consejo Central Judío de Alemania ha sorprendido a muchos con su postura pública acerca de «Mi lucha» («Mein kampf»), el libro escrito por Adolf Hitler donde sienta las bases de la ideología nacionalsocialista. La obra, que se encuentra prohíbida en Alemania, «debería poder publicarse libremente», en opinión del secretario general de la institución, Stephen Kramer.
Para Kramer, «Mi lucha» tendría que difundirse en una edición con anotaciones e incluso estar disponible en Internet, donde ya es accesible desde una gran cantidad de países. El Consejo Central Judío se mostró a favor de solicitar al gobierno estatal de Baviera (que posee los derechos de la obra) una medida para levantar la prohibición. Cabe recordar que, hasta el momento, la distribución del libro es ilegal en el territorio alemán, así también la exhibición de símbolos nazis (como la cruz esvástica) y el saludo fascista con el brazo extendido.
«Mi lucha» fue dictado por Hitler a Rudolf Hess mientras se encontraba en prisión, tras el putsch de 1923. El libro fue publicado por primera vez en 1925 y, tras el ascenso de Hitler al poder en 1933, se transformó en una lectura obligatoria en las escuelas alemanas. La intención del líder nazi era difundir en la sociedad su doctrina sobre la supremacía racial alemana, que luego justificó el genocidio judío.