Los libros recuperados de la AMIA ya tienen destino

La tarea fue difícil y llevó más de seis meses de esfuerzo y dedicación, pero el resultado fue satisfactorio y muy valioso. Gracias a esa misión emprendida por más de 800 voluntarios que se presentaron de forma espontánea para tratar de recuperar lo poco que quedó en la sede de la AMIA tras el brutal atentado que sufrió la mutual judía en 1994, se pudieron recuperar cerca de sesenta mil libros, documentos y cuadros.

De ahora en adelante, el objetivo será terminar cuanto antes la construcción de lo que se convertirá en la Casa de Cultura Judeo Argentina, futura sede de la Fundación IWO, una organización sin fines de lucro que desde 1928 preserva y difunde la cultura judía en el país y cuya biblioteca funcionó durante décadas en las instalaciones de la AMIA. Cabe recordar que, tras el atentado, el material estuvo a la deriva: primero fue reacomodado en el edificio reconstruido, pero en 2005 debió ser trasladado a cuatro depósitos provisorios ya que el sector fue clausurado por razones de infraestructura.

Según trascendió, mientras se terminan las obras de este nuevo edificio que albergará no sólo a los ejemplares recuperados sino que también tendrá un archivo histórico, un museo con áreas de exposición permanente, un salón de usos múltiples, una sala de lectura con capacidad para quince personas y aulas y talleres equipados para 150 alumnos, los voluntarios se encuentran dedicados a catalogar el material rescatado.

Sin duda, este proyecto de establecer la Casa de Cultura Judeoargentina no sólo contempla la preservación de la biblioteca más grande de cultura judía del país, el museo y el archivo histórico, sino que también intenta constituirse como un soporte de la comunidad educativa. Más allá de esos objetivos, lo que queda claro es que esta nueva sede será el reflejo de la fuerza de voluntad que tienen ciertas personas para salir adelante a pesar de los obstáculos y el dolor.