Eliahu Toker enluta con su muerte al universo literario

Durante la noche de ayer, el escritor judeoargentino Eliahu Toker perdió la batalla que, desde hace un tiempo, libraba contra una penosa enfermedad. Si bien por las características del mal que lo aquejaba su entorno sospechaba que la muerte vendría a buscarlo en el corto plazo, la confirmación de su deceso fue un golpe duro tanto para sus familiares y amigos como para colegas y admiradores.

Mientras su círculo más íntimo le da el último adiós, el creador de poemarios como «Piedra de par en par» y «Padretierra» es recordado por personalidades como Max Berliner (actor que se mostró consternado por la pérdida de esta «gran persona» que «siempre estaba trabajando mucho» y había logrado transformarse en «el único poeta judeoargentino») y Moshé Korin, el director de Cultura de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), quien también lamentó la partida de este escritor «talentosísimo, didáctico, sencillo, profundo y ordenado para transmitir sus pensamientos y conocimientos», tal como citan desde Iton Gadol.

Desde el punto de vista de Korin, Toker fue «un lucero realmente comprometido con lo argentino y lo judío» que logró, a fuerza de trabajo, contribuir con la difusión de la poesía en ídish.

La vida de este autor cuyos restos serán inhumados en el sector que el Cementerio Israelita situado en la localidad bonaerense de La Tablada tiene reservado para los escritores de la comunidad comenzó, tal como recordarán sus más fervientes admiradores, en diciembre de 1934 en el barrio de Once.

Con el tiempo, además de triunfar en el mundo de las letras, Toker consiguió formarse como docente hebreo y obtuvo el título de arquitecto tras asistir durante varios años a la Universidad de Buenos Aires. «La ferocidad de los jazmines», «Papá, mamá y otras ciudades», «Las manos del silencio» y «Estado civil: abuelos. Poemas con nuestros nietos» son otros de los títulos que forman parte de su destacada producción literaria.