LA FE TEMBLOROSA
Hay una fe que duerme, sin aliento,
temor y duda danzan entre sombras;
un Dios lejano, el alma rota, asombra,
y el corazón se arruga, lento, lento.
¿Es en verdad el milagro, o es tormento?
¿una promesa firme, o simples pompas
que se caen como hojas cuando rompas
el canto que nos ahoga entre el viento?
Pero la fe, que aun titilando en ruina,
se aferra, y entre manos se desliza,
como el sol que nos arde tras cortinas.
Dudosa, pero a pesar de la prisa,
una chispa resiste a la neblina,
y el alma al fin despierta y nos avisa.
LA NAVIDAD Y EL PERDÓN
El perdón que se ofrece, ya rendido,
se vuelve abrazo fiel, restaurador;
enciende en lo apagado nuevo ardor
y es vino antiguo al corazón bebido.
Cuánto cuesta soltar lo ya perdido,
romper el hierro oscuro del rencor;
más cede al fin la herida a su clamor
y el alma encuentra el puerto presentido.
Dejar atrás la ira que nos lastima
ese gesto lento, humano, casi incierto;
dolor que en mansedumbre se sublima.
Y cuando el pecho acepta lo desierto,
el perdón, hecho viento, nos anima
y mueve al fin las sombras hacia el puerto.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025
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Autor:
JUSTO ALDÚ (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 17 de diciembre de 2025 a las 07:35
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: Nelaery, Tommy Duque

Offline)
Comentarios1
Bellos sonetos reflexivos sobre la fé y el perdón.
En estas fechas navideñas la gente empieza a hablar de amor, paz, alegría.
Pero el resto del año son los grandes olvidados.
Independientemente de los ritos y fiestas religiosas, la fé es necesaria. Es importante tener fé en algo para realizar los propósitos. Puede ser fé en la bondad humana, en la justicia, en el altruismo, por ejemplo.
En cuanto al perdón, es difícil de llevarlo a cabo, pues están presentes los resentimientos, la desilusión, el dolor. Pero, una vez que hemos perdonado, se siente una paz interior que nos libera de todo lo sufrido.
Muchas gracias por compartir estos sonetos, Justo.
Un abrazo fraterno.
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