LA FE TEMBLOROSA
Hay una fe que duerme, sin aliento,
temor y duda danzan entre sombras;
un Dios lejano, el alma rota, asombra,
y el corazón se arruga, lento, lento.
¿Es en verdad el milagro, o es tormento?
¿una promesa firme, o simples pompas
que se caen como hojas cuando rompas
el canto que nos ahoga entre el viento?
Pero la fe, que aun titilando en ruina,
se aferra, y entre manos se desliza,
como el sol que nos arde tras cortinas.
Dudosa, pero a pesar de la prisa,
una chispa resiste a la neblina,
y el alma al fin despierta y nos avisa.
LA NAVIDAD Y EL PERDÓN
El perdón que se ofrece, ya rendido,
se vuelve abrazo fiel, restaurador;
enciende en lo apagado nuevo ardor
y es vino antiguo al corazón bebido.
Cuánto cuesta soltar lo ya perdido,
romper el hierro oscuro del rencor;
más cede al fin la herida a su clamor
y el alma encuentra el puerto presentido.
Dejar atrás la ira que nos lastima
un gesto lento, humano, casi incierto;
dolor que en mansedumbre se sublima.
Y cuando el pecho acepta lo desierto,
el perdón, hecho viento, nos anima
y mueve al fin las sombras hacia el puerto.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025