JUSTO ALDÚ

DOS SONETOS NAVIDEÑOS

LA FE TEMBLOROSA

 

Hay una fe que duerme, sin aliento,

temor y duda danzan entre sombras;

un Dios lejano, el alma rota, asombra,

y el corazón se arruga, lento, lento.

 

¿Es en verdad el milagro, o es tormento?

¿una promesa firme, o simples pompas

que se caen como hojas cuando rompas

el canto que nos ahoga entre el viento?

 

Pero la fe, que aun titilando en ruina,

se aferra, y entre manos se desliza,

como el sol que nos arde tras cortinas.

 

Dudosa, pero a pesar de la prisa,

una chispa resiste a la neblina,

y el alma al fin despierta y nos avisa.

 

 

LA NAVIDAD Y EL PERDÓN

 

El perdón que se ofrece, ya rendido,

se vuelve abrazo fiel, restaurador;

enciende en lo apagado nuevo ardor

y es vino antiguo al corazón bebido.

 

Cuánto cuesta soltar lo ya perdido,

romper el hierro oscuro del rencor;

más cede al fin la herida a su clamor

y el alma encuentra el puerto presentido.

 

Dejar atrás la ira que nos lastima

un gesto lento, humano, casi incierto;

dolor que en mansedumbre se sublima.

 

Y cuando el pecho acepta lo desierto,

el perdón, hecho viento, nos anima

y mueve al fin las sombras hacia el puerto.

 

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