Duelo la sonata del final.

La Hechicera de las Letras


AVISO DE AUSENCIA DE La Hechicera de las Letras
Volví a mi nombre original: La Hechicera de las Letras. No hay giros ni explicaciones innecesarias que dar, solo la reafirmación de lo que siempre he sido.

Quien quiera entender, que lea; quien no, ya sabe que pase de largo.

Aquellos que me bloquean o insisten en ese gesto infantil, no los leo ni les presto atención. Solo una carta con disculpa pública —y aun así— la reconsideraré.

No acepto solicitudes de amistad. No pierdan el tiempo.

Duelo la sonata del final.

 

I  
Bajo la luna el mármol se revuelve,
su aura afina notas sin partitura;
el aire aúlla, el tiempo se disuelve,
la noche conspira su arquitectura.
Un paso torpe —oscura despedida—,
rompe la voz que llama a otra vida.


II  
Los huesos piensan, vuelven a su oficio,
modelan gestos con su vieja ciencia;
la carne, dócil, paga el sacrificio,
y el alma duda, juega a la conciencia.
La fosa es cuna, espejo y madriguera,
del que fingió presumir luz artera.


III  
Hay quien trafica flores en la esquina,
y pone precio al polvo y las fotos;
vende consuelo en dosis que adivina,
para adornar destinos siempre rotos.
El quebranto es arte —crudo y rentable—,
mientras el muerto posa, respetable.


IV  
Allí se exhibe el bate, sin discurso,
su mente ahora es templo del gusano;
el dios que invocó perdió su recurso,
miserable muere al borde el humano.
En su silencio, lúcido y profundo,
reposa el más honesto de su mundo.


V  
Los vivos beben, ríen por costumbre,
celebran su moral en los banquetes;
ignoran que su fe, es fatal herrumbre,
corroe el alma igual que los billetes.
La muerte observa, lúgubre y consciente,
contando brindis con gesto indecente.


VI  
Y al fin, la luna, exhausta y desgajada,
el golpe del mármol sin indulgencia
cesa la sonata, impura y quebrada,
sin redención, sin prisa, sin decencia.
Solo el silencio, lúcido y mordaz,
firma el acto… y jamás habrá solaz.

 

 

La Hechicera de las Letras.

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Comentarios9

  • Fabio de Cabrales

    Es un buen poema. Me agrada que tenga varios así, usando el esquema de la sexta rima. ¿Ha probado el sexteto alirado?

    • La Hechicera de las Letras

      No lo he probado. Uso estrofas de seis versos porque necesite una estructura que respire y se fracture en el mismo gesto. En los cuatro primeros, dejo que la idea crezca como una bestia contenida; en los dos últimos, la degüello con precisión. No busco consuelo en la métrica, la utilizo como castillo de cristal: transparente, pero mortal. Mi ritmo no se sostiene en la belleza, sino en el desequilibrio. La rima ABABCC porque me concede el poder de mantener el filo entre la tensión y la resolución, dejo que el pensamiento se despliegue, luego lo someto al desenlace que lo fija, como una sentencia que no admite réplica.

      Cada verso aporta capas: lo visual, lo sensorial y lo conceptual se entrelazan. Una imagen puede contener la atmósfera, mientras que otra introduce un pensamiento que se resolverá al final de la estrofa. Así, la progresión del poema es una cadena de tensiones y clímax, donde cada estrofa se mantiene y al mismo tiempo, empuja la obra hacia su resolución final: el silencio y la contundencia del cierre.



      La Hechicera de las letras.

      • Fabio de Cabrales

        Hmmmm, si ese es el caso podrías también usar estancias, y que finalicen en un remate (o envío, como se le llama). Saludos!

      • LOURDES TARRATS

        La Hechicera de las Letras:

        “Duelo la sonata del final”
        Este poema no se limita a nombrar la muerte: la escucha. La siente, la descompone, y luego la reconstruye con una lucidez que no da tregua. Cada estrofa se presenta como una cámara mortuoria del lenguaje: se entra sabiendo que nada saldrá indemne.

        La imagen del mármol que “se revuelve” bajo la luna, los huesos que “piensan”, la fosa como “cuna, espejo y madriguera”… no son sólo hallazgos líricos, sino verdaderas fracturas del pensamiento común. Nos obligas —sí, nos obligas— a pensar la muerte más allá de la pérdida: como espectáculo, negocio, silencio, y última honestidad.

        Sin embargo, entre tanta lucidez cruda, algo tiembla. Y ese temblor, más que la forma perfecta, es lo que conmueve. Porque en medio del cinismo justo y la crítica afilada, hay una voz que, de algún modo, aún cree que el silencio final puede ser una verdad. No redención, tal vez, pero sí veracidad.

        Has escrito un poema que se atreve a incomodar sin perder el pulso poético. Y en esa elección —valiente y rara— hay belleza, aunque duela.

        —L.T.

        • La Hechicera de las Letras

          Así es Lourdes. Más allá de la contemplación y de la lucidez, la inevitable muerte se yergue como jueza implacable de la falsedad humana. Observa cómo se subastan los lamentos, cómo cada lágrima, cada gesto roto, tiene precio en manos de quienes comercian con la pena. Nos obliga a enfrentar nuestra complacencia, nuestra costumbre de convertir la ruina en espectáculo y el sufrimiento en mercancía. No hay consuelo, no hay excusa: la hipocresía que los vivos se empeñan en ocultar, mientras la verdad, lúgubre y mordaz, se impone sin piedad.


          Logro que un poema incomode sin perder el pulso poético porque no dejo nada al azar. Cada palabra es precisa: ni más, ni menos; suficiente para herir, suficiente para mostrar. Las imágenes no buscan consuelo ni suavizar la verdad, pero tampoco rompen la armonía del verso. El ritmo, la estructura, la forma… todo está pensado para que la violencia de la idea se sienta con claridad, pero con elegancia.

          No me interesa la hermosura decorativa: la belleza surge cuando la verdad golpea sin anestesia, cuando lo que duele se dice con exactitud. Combino lo filosófico con lo social, la crítica al humano y al artificio del mundo y en ese equilibrio —entre la crudeza de lo que digo y la musicalidad de cómo lo digo— nace un dolor que es también belleza, porque no traiciona ni a quien lee, ni a la idea que sostiene el poema.
          Obvio se debe tener criterio formado y estabilidad emocional para comprenderlos sin distorsionar su propósito estético o moral.

          La Hechicera de las Letras.

        • Javier Julián Enríquez

          Muchas gracias por este gran poema, en cuyas ideas formalmente objetivadas se despliega una profunda meditación sobre la condición humana, que aborda temas en torno a la muerte con una realidad tangible y que desentraña lo que realmente subyace en la falsedad humana. Considerando esto, la descripción del mármol, bajo la luz de la luna, sugiere una transformación, una transformación acentuada por la disolución del tiempo y la noche, personificada como cómplice de este proceso. Por ende, la fosa emerge como un ámbito destinado a la introspección, un reflejo de la vanidad humana, en el cual la presunción se disipa. En este aspecto, creo que la crítica social se manifiesta en la descripción de aquellos que mercantilizan el duelo y la hipocresía que rodea la muerte. En tal sentido, el concepto de quebranto se transfigura en arte, que se erige como un reflejo de la explotación del sufrimiento humano. Así las cosas, el poema alcanza su punto culminante con una representación pesimista del ser humano y la certeza del silencio como la única verdad perdurable. En esta línea, la celebración de la vida se erige como una antítesis a la conciencia de la muerte, que constituyen dos conceptos que, en apariencia, se contraponen entre sí. Especial atención a los seis versos magistrales finales del poema, en los que la representación de la luna se erige como un símbolo del final, de la ausencia de redención y de la imposición del silencio, que sella el acto final de la existencia.
          Un cordial saludo y fuerte abrazo con mi más afectuoso aprecio

          • La Hechicera de las Letras

            Javier, tu lectura es lúcida y revela una comprensión aguda de las capas simbólicas del poema. Has captado con precisión el tránsito del mármol y la luna como signos de transformación, y la exposición de la falsedad humana en su comercio con la muerte. Tu observación sobre el quebranto que se convierte en arte rentable toca uno de los nervios centrales del texto: la estetización del sufrimiento como forma de impostura.

            Sin embargo, hay una dimensión que va más allá de la crítica social o de la descomposición moral. No se trata solo de la hipocresía del duelo o del vacío de los vivos: en el fondo del poema no queda espacio para la trascendencia. Ni la fe, ni el alma, ni el consuelo conservan legitimidad; son residuos de una farsa más antigua que el mármol. El silencio, en ese sentido, no es mero cierre: es la anulación de toda mentira ontológica, el instante en que incluso la idea de sentido se extingue.

            El poema no busca consuelo ni siquiera en su lucidez. Su silencio no espera redención: solo constata que ya no hay nadie que pueda redimir.


            La Hechicera de las Letras.

          • Lincol

            Tu poema reflexiona sobre la muerte y la hipocresía humana con un tono oscuro y elegante. Habla del final como una sonata triste donde todo se apaga, y solo queda el silencio como verdad final.

            Saludos cordiales.

            • La Hechicera de las Letras

              Rozas el velo Lincol de buena ley, bajo la superficie que algunos confunden con duelo, late otra intención: no es solo una elegía, sino el desenmascaramiento del artificio humano frente al fin. No queda el silencio como consuelo, sino como denuncia: el duelo convertido en espectáculo, la pérdida maquillada de solemnidad. La verdadera herida no es la muerte, sino la farsa con que intentamos disimularla. Ahí radica su violencia, en la revelación de que incluso ante el final seguimos representando.


              La Hechicera de las Letras.

            • Una voz

              Tu poema visualiza la podredumbre de la actualidad. Cómo la sociedad ha sido devorada por una modernidad sin propósito, frívola, vacia de espíritu, plena de soberbia y vanidad. Una belleza falsa emerge del teatro y la obra tiene por nombre corrupción, mientras la sociedad aplaude y al muerte toma notas, riendo a placer.

              Dios te bendiga Hechicera de las Letras.

              • La Hechicera de las Letras

                Una Voz, tus palabras se adentran con acierto en la farsa de esta época que confunde halo publicitario con grandeza. Sin embargo, el poema no ofrece ruta de regreso ni promesa alguna, solo exhibe el teatro donde todos participan, incluso quienes creen estar fuera. No hay invocación divina ni consuelo posible, solo la estructura de una sociedad que aplaude su propio entierro.

                La Hechicera de las Letras.

              • Jaime Correa

                Muy buena técnica, tienen tus letras.

                • La Hechicera de las Letras

                  Pues sí, cuido la escritura; es la única manera de que el mensaje llegue con precisión. Esa es la diferencia entre escribir y solo garabatear. El miércoles se viene lo mejor aún.

                  La Hechicera de las Letras.

                  • Jaime Correa

                    Bueno espero lo mejor

                  • JESÚS PÉREZ ROMERO

                    Las metáforas crean un mágico universo donde los cuerpos celestes,
                    tratan de alejarse de las debilidades y los prejuicios que esclavizan
                    y embrutecen a los humanos.
                    Impresionante tu poema.

                    • La Hechicera de las Letras

                      Cuando la muerte entra en escena y los vivos quedan expuestos, sin sus gestos aprendidos. Nada más revelador que un cadáver rodeado de gente intentando parecer humana.

                      Ahí termina todo, una línea seca, lapidaria, sin adorno, sin afán de epatar, sin moraleja.

                      La Hechicera de las Letras.

                    • El Hombre de la Rosa

                      Bellas y geniales tus hermosas estrofas estimada poetisa y amiga La Hechicera de las Letras
                      Saludos de Críspulo desde España
                      El Hombre de la Rosa

                      • La Hechicera de las Letras

                        Cada verso deja al descubierto esa comedia humana que rodea a la muerte, ese afán de los vivos por fingir solemnidad mientras negocian prestigio. Quien lee, aunque lo niegue, queda marcado por lo que nadie quiere mirar de frente.



                        La Hechicera de las Letras.

                      • Santiago Alboherna

                        El poema es bueno, seduce, su retórica aborda temas q bien tratados impactan. El eco de la muerte, esa gente cual bichos q corren para todos lados cuando levantas la piedra, el corazón humano responde al estímulo de la muerte con vanidades imperdonables.
                        No obstante, hay una veta filosófica q el poema vende y no comparto: sentenciar la muerte como el fin de algo. En eso el poema arriesga demasiado. La muerte es el final de qué cosa ? ...

                        • La Hechicera de las Letras

                          Poeta Carente, aquí no se proclama que la muerte sea el fin; se muestra como juicio, el lugar donde la pretensión humana se derrumba, no como límite absoluto. El título mismo, Duelo la sonata del final, no clausura: nombra el rito del cierre, no la anulación del ser. El poema no dice “la muerte acaba todo”, sino “en la muerte se desenmascara todo”.
                          La muerte no pregunta ni concede tránsito: irrumpe, quiebra la carne y la silencia sin negociar sentido. No espera interpretación porque no tiene propósito. El cuerpo cesa y con él todo lo que el humano llama “conciencia”. El resto —alma, energía, continuidad— es la artesanía emocional con la que los temerosos intentan soportar su fecha de expiración.


                          No describo la muerte como idea: la presento en su evidencia. Es la materia que colapsa, el lenguaje que deja de tener receptor, la imposibilidad del sentido. No hay fin “de algo”, porque lo que muere no deja fragmentos de existencia flotando: deja materia en disolución y memoria en ruina. Lo demás es literatura de consuelo.

                          Mis letras no filosofan: ejecutan, señalan el mercado del duelo, la feria donde los vivos actúan veneración mientras negocian prestigio. Señalo a esos que rebuscan entre filtros mortuorios de luto para fingir significado, incapaces de enfrentar que la muerte no instruye, simplemente borra.
                          No negocio con esperanzas ni con símbolos: desmantelo los mecanismos con que los hombres disfrazan su pánico.

                          Mi poema no pretende explicar: quien lo mira, se disuelve. No ofrece respuestas porque la verdad no las necesita. La muerte no tiene voz, por eso hablo en su lugar.
                          El hombre contemporáneo no se mira para comprenderse, sino para confirmar su ficción en los ojos de su público. Esa es la tragedia retratada: la existencia convertida en representación barata.

                          Pax tibi, Poeta Carente, et liberatio a vinculis mentis.

                          La Hechicera de las Letras.

                          • Santiago Alboherna

                            La intensidad de tu devolución me obligó a releer el poema. Entiendo tu argumentación, y si, coincido bastante Hechicera, aunque no del todo; la última estrofa sigue sabiendo a final ...y dejame decirte q tu frase en latín es, simplemente, MAJESTUOSA

                            Pax tibi Cara Maga, pax tibi



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