Volví a mi nombre original: La Hechicera de las Letras. No hay giros ni explicaciones innecesarias que dar, solo la reafirmación de lo que siempre he sido.
Quien quiera entender, que lea; quien no, ya sabe que pase de largo.
Aquellos que me bloquean o insisten en ese gesto infantil, no los leo ni les presto atención. Solo una carta con disculpa pública —y aun así— la reconsideraré.
No acepto solicitudes de amistad. No pierdan el tiempo.
La fosilización del ingenio.
Se arrastran los simios que imitan huellas,
su ingenio es fósil, momia del discurso;
sus plumas tiemblan ante las estrellas,
su mente absorta gira en su recurso.
¿Repite el trazo el dócil artesano,
sin vértigo, sin riesgo, sin desgano?
Confundir norma con pura opresión,
y el sello muerto con cimiento eterno;
huyen al riesgo que exige invención,
prefieren siempre el tedio tan moderno.
Así la idea, dócil y esclerótica,
la asesina en su letargo analgésica.
Los falsos sabios venden manifiestos,
visten de ciencia su sopor profundo;
evitan pensar, duplican los gestos,
su lógica es un manto moribundo.
Su mente, enferma de autarquía vana,
la pudre en tiranía sobrehumana
Bardos adulan con rimas marchitas,
cambian usura por verso solemne;
calcifican en páginas bonitas,
y esperan que lo necio sea indemne.
Sus odas: fallas de vieja pereza,
poeta en feria, mendigas fineza.
El arte implora nueva anatomía,
más teme el artista la cirugía;
vende su verso como profecía,
declama ruinas con filosofía.
Su genio es mueca de la repelencia,
cultiva el tedio, niega la insurgencia.
Sociedad: gallinero de impostores,
marcha al compás de antiguas imposturas;
su moral dicta réplicas y flores,
y en nombre del decoro alza censuras.
Todo adelanto exige penitencia,
todo distinto paga con demencia.
Venga, pues, la herejía creadora,
el verbo herético, el pulso que quema;
rompa el patrón, la dócil emisora,
y devuelva al refugio su anatema.
No hay redención en copia ni consuelo,
solo avidez de falta y de desvelo.
Así se fosiliza el que era impulso,
la creación deviene en timo lento;
cada siglo vende su propio pulso,
y al “genio” lo archivan por "sospechamiento".
Humanidad, la gran caricatura,
llama innovación la mala cultura.
La Hechicera de las Letras.
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Autor:
La Hechicera de las Letras (
Offline) - Publicado: 29 de octubre de 2025 a las 00:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3

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