Ebrio de codicia
El hombre devora sus propias manos,
ebrio de codicia, de lágrimas secas.
Solo bebe dinero y placer vano
en un mundo que solo él entiende,
donde ortigas ahogan a las flores
y serpientes —listas para atacar—
sacian su ego con voraces ardores.
El hombre, dios mezquino de su tiempo,
primitivo en su núcleo esencial,
escucha el silencio de su moneda
y huye de sí mismo, perseguido,
con su sombra aferrada al hombro.
– LMML.
Comentarios1
Poderoso poema que ataca de frente a uno de los enemigos mas antiguos del hombre. LA CODICIA.
Dios te bendiga poeta.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.